El presidente Gustavo Petro anunció la reciente muerte de uno de los capos más poderosos del Clan del Golfo, una organización criminal que ha dominado diversas regiones de Colombia. José Miguel De Moya Hernández, conocido en el mundo del crimen como ‘Chirimoya’, fue abatido en una operación conjunta entre la DEA y la Policía Nacional, en la zona rural de La Apartada, en el departamento de Córdoba. Su muerte pone fin a más de dos décadas de actividades ilícitas, las cuales incluyeron narcotráfico, extorsiones y enfrentamientos violentos.
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El largo historial criminal de alias ‘Chiromoya’
‘Chirimoya’, que formaba parte del Estado Mayor del Clan del Golfo como el quinto cabecilla, tenía un extenso historial criminal que lo vinculaba con diversos delitos. Según informes de El Tiempo, De Moya Hernández fue una de las figuras más cercanas a Jobanis de Jesús Ávila Villadiego, alias Chiquito Malo, líder de la organización. Durante más de 21 años, ‘Chirimoya’ estuvo involucrado en actividades delictivas de alto perfil, incluyendo extorsiones millonarias.
Uno de los casos más sonados fue el de las extorsiones a la empresa carbonera Carbomax. En junio de 2021, varios trabajadores de la compañía fueron secuestrados en Montelíbano, Córdoba, donde se les exigió el pago de un porcentaje significativo del valor de un proyecto de la empresa, que ascendía a 2.000 millones de pesos. La denuncia sobre este hecho ya había sido revelada por El Tiempo, y se investigaba si De Moya Hernández estaba detrás de dicha operación extorsiva.
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Un cabecilla con vínculos internacionales
Además de su papel clave en el Clan del Golfo, De Moya Hernández estaba bajo la lupa de las autoridades de Estados Unidos. El narcotraficante tenía órdenes de captura en Colombia por delitos como extorsión, homicidio y narcotráfico, y también enfrentaba una solicitud de extradición a ese país. Según las autoridades, ‘Chirimoya’ fue asignado por Chiquito Malo para expandir las operaciones criminales del Clan del Golfo en diversas regiones del país, especialmente en zonas de Córdoba, Sucre, Santander, Bolívar y Atlántico.
El capo también fue conocido por su papel en las disputas violentas con el ELN y con las Autodefensas Conquistadoras de la Sierra Nevada, luchando por el control de las rutas del narcotráfico, las rentas criminales provenientes de la minería ilegal y el envío de cocaína a mercados internacionales.
De paramilitar a narcotraficante
De Moya Hernández no siempre estuvo vinculado al Clan del Golfo. Antes de unirse a esta organización, fue miembro del Bloque Mineros de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC), un grupo paramilitar. Tras la desmovilización de las AUC, ‘Chirimoya’ continuó su carrera criminal al integrarse al Clan del Golfo, donde rápidamente escaló posiciones hasta convertirse en uno de sus principales cabecillas.
Su muerte marca un golpe significativo a la estructura del Clan del Golfo, aunque las autoridades colombianas y estadounidenses aún buscan desarticular completamente esta organización criminal que sigue siendo un actor principal en el tráfico de drogas y otras actividades ilícitas en la región.
La captura de figuras como ‘Chirimoya’ refleja los esfuerzos continuos por parte de las autoridades para combatir el crimen organizado en Colombia, aunque el camino sigue siendo largo.