De César Farías hemos visto de todo en Colombia. En su debut en la liga, metió a Águilas Doradas en los cuadrangulares, cabalgando en los primeros lugares. Después, y de esas cosas normales en nuestro fútbol, el equipo se fué al piso. Con América se peleó con todo el mundo. Muchas son las historias que se cuentan, desde discusiones con integrantes de la “mechita”, hasta con periodistas. En fin. Llegó a Barranquilla, en medio de un ambiente hostil, y de mucha incredulidad. Todos, en la arenosa, predispuestos con el entrenador por su forma de actuar, más que de dirigir. Ya, en lo deportivo, fue otra cosa la temporada anterior. Lo que todos conocen.
Y en esta temporada ha sido, por momentos, víctima de sus propias palabras. Pero en otras, fiel a sus conceptos y principios. Por acá dicen que no tiene mucha diferencia con la de los “paisas culebreros”. Un verso tan convincente, que tiene hoy enamorado a los hinchas del equipo. Es que lleva cuatro partidos en línea sumando de a tres puntos, con jugadores que lograron reponerse rápidamente de la debacle de la eliminación de la Conmebol Suramericana, y con líderes naturales fortalecidos por su madurez y buen juego.
Pero esa faceta de Farías como profesor universitario, ¿alguien se la conocía? Profesor de periodismo, me refiero. El hombre, consciente de que tiene puesto siempre “el revolver en la cabeza”, como dice él, gane, empate o pierda, le dijo a los colegas en la rueda de prensa, previa al partido ante el DIM, este domingo en Barranquilla, una verdad inocultable. Sí, tengo que reconocerlo. He sido un crítico, desde el comienzo, de su trabajo, y de cómo manipula a la prensa cada vez que toma la palabra. Un verdadero encantador de serpientes. Pero esta vez sí que tuvo la razón. Farías dejó claro que hoy en día, la prensa en general, tiró a un lado los cinco conceptos básicos de este oficio: Qué, cómo, cuándo, dónde y por qué, para convertirlo en likes, suscriptores, visualizaciones, y demás, basado en un periodismo sensacionalista, alimentado también de morbo por cualquier tipo de frases o expresiones, que sacuden las plataformas digitales.
Eso es tan cierto como que el agua moja. Hoy no sé cómo las facultades de Comunicación Social y Periodismo en el país, compiten contra esta tendencia de la era digital, donde la monetización prima más que un criterio de ética y valor. Dónde cualquiera es periodista, creando un canal en Youtube, Facebook u otra plataforma, con un celular, un aro de luz, un micrófono y demás, disparando literalmente plomo en sus palabras, más que conceptos basados en el periodismo puro, ese que nos inculcaron grandes maestros como Javier Darío Restrepo, Juan Gossain, Fabio Poveda, entre otros.
Hoy Farías nos lo dejó claro. Remar contra la corriente, en esta ocasión, no es válido, por muy crítico que sea de él. Pero hay algo que sí no comparto con el entrenador rojiblanco y es decir que ellos ya están acostumbrados a eso. Mentira inmensa, profe!! El silencio, en muchas ocasiones, es la principal arma del jugador de fútbol para no confrontar el concepto, malo o bueno, del periodista. Y suele pasar que, cuando lo hacen, lo tratan a uno de mentiroso, bochinchero, amarillista, entre otras cosas. Es que tal nivel de tolerancia no existe. Y eso, también, hasta puede ser comprensible.
De todas formas, mi querido profesor Farías, ya usted tiene un verdadero espacio ganado en el fútbol. Es su esencia, es su raíz. La única observación que le hago, cuando decida aceptar alguna oferta laboral en los medios de comunicación, es que no se extienda tanto al hablar, por muy “profunda que sea la pregunta” que le hagan, y que merezca “el mismo análisis en su respuesta” como usted dijo. Concreto, directo al grano, y verá que será un verdadero líder de opinión.