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Objeción de conciencia para pagar impuestos

¿Para qué pagar impuestos?, ¿para alimentar a estos tipos que viven a costillas de nuestras? No administran, no legislan y no fallan: Andrés Charria

Estamos desmadejados: disidencias, delincuencia común invadieron nuevamente el país. En algunos sitios no hay agua, otros están inundados; las carreteras, si funcionan, son cortadas por cualquier colectivo de al menos tres personas que por cualquier cosa protestan. El país requiere políticos serios que trabajen y lo intenten sacar adelante. Pues no, leo en las noticias que la representante a la Cámara “Alexandra Vásquez radicó un proyecto de ley que tiene como objeto enaltecer los conocimientos, técnicas, prácticas y representación de la culinaria tradicional de la garulla soachuna”. Eso en el Congreso; en Bogotá, nuestro inútil alcalde, el delfín del medio, resuelve ampliar el pico y placa y sigue cortando el agua. Acá parece que lo único que saben hacer -y este nuevo alcalde lo tiene claro- es limitar: ley seca, pico y placa, restricción, restricción, restricciones.

Ni qué hablar del presidente y su corte: la agenda privada, los permanentes quebrantos de salud, la cantidad insólita de viajes y no sé qué más cosas reducen el tiempo en que trabaja el habitante de la Casa de Nariño. Ministros de poner y quitar, todos con escoltas y al menos tres carros blindados le hacen genuflexiones al señor que pretende cambiar el escudo nacional como forma de solucionar todos los problemas.

Al frente de estos dos, en la calle 12 de Bogotá, están magistrados que trabajan poco, vacaciones enormes y toda clase de gabelas para saber que hay represados no sé cuantos procesos en juzgados, tribunales y Corte Suprema de Justicia.

Eso sí, los plazos para presentar declaración de renta y pagar impuestos son impostergables, se cae la página de la DIAN y puede ocurrir cualquier cosa, pero impuestos se pagan sí o sí.

El tema es, ¿para qué pagar impuestos?, ¿para alimentar a estos tipos que viven a costillas de nuestras? No administran, no legislan y no fallan. Las obras públicas son un agujero negro donde el dinero se desaparece. Dijo la anterior alcaldesa de Bogotá que es más rentable la corrupción que el narcotráfico y por supuesto el riesgo es mucho menor.

Se paga impuestos, por ejemplo, para que los delincuentes que cumplen su pena tengan seguridad. En muchos sitios hay casas con personal del INPEC a la entrada, dicen ellos, para que no se vuele el delincuente, pero son ellos quienes vigilan que nadie entre a robar. Se paga la seguridad de los delincuentes con nuestros impuestos. La plata para pagar seguridad es infinita, esquema de seguridad hasta para el que pasea el perro de cualquier funcionario y supongo que también para el perro.

A un particular un carro, bien cuidado, le puede durar más de diez años, a los burócratas colombianos permanentemente les cambian sus tres o cuatro carros blindados y enormes. Claro, hay dinero de impuestos.

Oficinas, asesores, viáticos, plata y más plata para que los burócratas de siempre vivan bien. En este gobierno hasta se inventan embajadas para ocultar a los funcionarios incómodos.

Estamos acostumbrados a que permanentemente nos esquilmen dinero de cualquier forma. El impuesto del 4x1000, inicialmente dos por mil, se creó como mecanismo transitorio para solucionar crisis temporales como un terremoto o el desempleo generado por irresponsabilidad de nuestros políticos. Decían 2 por mil hasta el 2000. Mintieron se convirtió en 4 por mil y en 2024 sigue ahí. Seguramente dirán 4 por mil hasta el 4000.

Lo que antes funcionaba, por peleas del presidente de precaria salud se volvió imposible. Sacar un pasaporte antes era asunto de dos días, ahora se hace muchísimo más difícil básicamente por caprichos de quien decide y que no le gusta que determinada entidad haga bien lo que sabía hacer. Nuestros impuestos están para mejorar nuestra calidad de vida, no para que por ideas desafortunadas de burócratas nos la compliquen.

El espacio público, mantenido y conservado con nuestros impuestos, es invadido de manera impune por cualquier colectivo. El Parque Nacional de Bogotá es intransitable, unos pocos deciden hacer de este bonito sitio un barrio de invasión sin ninguna higiene, con cambuches, fogatas, cuerdas para colgar la ropa. Ni el delfín del medio, ni el señor con salud precaria han hecho algo para que los que pagamos impuestos podamos volver a transitar tranquilamente por allí.

¿Por qué le tengo que pagar el sueldo a una señora que considera que trabaja para el país haciendo una ley para enaltecer la garulla? ¿porque le tengo que pagar vacaciones de más de cuarenta días a los congresistas y jueces cuando un ciudadano normal tiene apenas quince?

¿Por qué tengo que pagar impuestos para mantener el Ministerio de I6gualdad que la Corte Constitucional dice que es inconstitucional pero que lo mantiene por dos años?

En todos lados se pagan impuestos, en todos los países hay corrupción y seguramente en todos los países hay funcionarios con ideas estúpidas como declarar la paella, la fondue de queso o las alitas picantes como patrimonio de la humanidad, pero al menos se ve algo de lo que se paga. Salud, educación, transporte y algo de bienestar generan. Acá todo eso lo debe pagar el ciudadano adicional a los impuestos que sirven para otras cosas.

Yo me pregunto si los directores de la DIAN duermen tranquilos al saber que mucho del dinero que recaudan va a para a las manos o mejor a las cuentas de paraísos fiscales de mucho corrupto, que después de dos o tres de años de casa por cárcel o en pabellones cómodos y de alta seguridad salen a disfrutar de lo que esquilmaron.

Así como algunos médicos pueden esgrimir objeción de conciencia para realizar abortos y algunos jóvenes la pueden ejercer para no prestar servicio militar, debería existir objeción de conciencia para no pagar impuestos.

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