Uno de los grandes temas de conversación en cualquier sitio cuando hablamos de Bogotá es el de calidad de vida. Todos asumimos que en esta abarrotada capital no hay calidad de vida o que es malísima. Si la definimos como “un conjunto de factores que da bienestar a una persona, tanto en el aspecto material como en el emocional”, podemos admitir que no tenemos la mejor calidad de vida. Es posible, por otra parte, que algunas personas disfruten de mejor calidad de vida que otras dentro del mismo entorno; tener una buena vivienda o trabajar en un lugar cercano a casa marcan un factor importante en la búsqueda de esta tan ansiada meta.
Esta ciudad no ofrece bienestar a sus habitantes, ya comenté los dos grandes factores que sin lugar a dudas reducen la calidad de vida de un bogotano, el tráfico y la inseguridad.
Hace unos 15 años no había parqueaderos de motos pues poca gente las utilizaba, difícilmente podíamos ver una mujer manejando un vehículo de dos ruedas y estos aparatos eran un elemento mínimo del paisaje del a ciudad. En la actualidad la situación es totalmente diferente, mujeres con casco y guantes en moto, gran cantidad de lugares para parquear y por supuesto una invasión que los dueños de carros miran con horror. Hoy, luego de más de diez años a bordo de una motito de 125cc, no cambio este vehículo por el mas lujoso de los carros, al menos para transportarme en Bogotá. No importa qué tan agresivos sean los conductores de carro ni el deseo de las autoridades de restringir su uso.
En este tema no puedo ser imparcial, es posible que no sea lo más cómodo del mundo, también puede ser que sea mucho mas peligroso que ir sentado tranquilamente con buen cinturón de seguridad y sin lugar a dudas la lluvia hace mucho mas incomodo cualquier trayecto. Estas son incomodidades que asumo frente a estar rápido en mi casa o donde tenga que ir.
Las ventajas son muchas más, los precios de cualquier servicio de una moto son ínfimos, tanquear en una moto chica representa a la semana menos de veinte mil pesos, cambio de aceite, o cualquier reparación no llegará nunca a más de ciento veinte mil pesos. Una de las cosas que más me gusta es la solidaridad de los moteros, un problema con un carro, un peatón o inclusive un agente de tráfico convoca inmediatamente a muchos moteros para defender o ayudar a la victima de ese problema. No hay nada mas divertido que previo a un aguacero reunirse con los colegas, debajo de un puente a ponerse el impermeable. Las historias de los mensajeros son maravillosas.
Las motos mueven la economía de la ciudad, no solo los domiciliarios, que están enfrentando la incertidumbre de una reforma laboral complicada; la moto es el elemento de trabajo de muchos mensajeros, mecánicos y hasta profesionales de la salud que se benefician de un transporte rápido. También es el medio de transporte elegido cada vez más por muchísimos usuarios de Transmilenio; comprar una moto nueva no es realmente costoso y trae como beneficio el ahorro del tiempo y de dinero de pasajes, se pagan muy pocos impuestos, adicional a la seguridad que tiene manejarla prudentemente. El mismo recorrido en Trasmilenio, carro o moto difiere en tiempo de manera dramática; si cortan una vía cualquier grupo de espontáneos, si hay un trancón porque se pinchó una bicicleta o cualquier otra razón, las motos rápidamente encontrarán solución a este problema.
Las muy perspicaces autoridades locales siempre les achacan a las motos los problemas de seguridad y permanentemente amenazan con restringirlas o nos intentan uniformar, como si esto acabara con la inseguridad de esta caótica ciudad. Espero no comentan la torpeza de imponer el pico y placa, ya pasó con los carros que desde que Peñalosa los restringió el parque automotor creció de manera sostenida y hoy la ciudad tiene mas carros que lugar para que estos transiten. Comprar una segunda moto es mucho mas barato que un segundo carro.
Así les moleste a los conductores de carros que pagan mas impuestos, son estos los que más espacio ocupan y deterioran las calles, las motos ayudan a sus dueños, son herramienta de trabajo y créanlo o no son un elemento de calidad de vida para sus conductores.