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Opinión: La primera vez

“Pero lo más bello, lo que me movió, fue el volver a sentir esa época de colegio sin celular, sin mayor tecnología que un cuaderno y un lapicero”

Es una serie, está en Netflix y consta de 13 capítulos de 45 minutos aproximadamente, se llama La primera vez y puede ser una apología a lo que fueron Los años maravillosos de Kevin y su corte. Pero más allá de eso, esta producción revive cosas muy bellas para los que nos criamos con esa educación colegial de la década de los años setenta y ochenta. También, más valioso aún, deja enseñanzas en relación con lo que se ha perdido y lo que estamos viviendo hoy como sociedad.

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La historia se vive en la Bogotá del año 1976, bajo la presidencia de Alfonso López Michelsen. Tiempos en que se vivían serias convulsiones sociales en Colombia y en los que se empezaron a despertar muchos sentimientos de rebeldía juvenil y vientos que alzaban el grito feminista ante una sociedad muy conservadora de un Estado católico colombiano (así lo indicaba la Constitución de la época).

Todo gira en torno a un adolescente, Camilo Granados, que cursa once grado en una institución pública distrital y con una familia de clase media con tendencia a la baja. Todo su mundo se pone patas arriba cuando al colegio, que era solo de varones, llega por primera vez una mujer, Eva Samper, como nueva compañera. Ella es un huracán de cultura, de inteligencia, de personalidad, de belleza y de enseñanzas para Camilo y su grupo sagrado de amigos integrado por Pabón, Salcedo, Arbeláez y Castro. Ella llega a ser una integrante más de ese parche, mientras que todos ellos quedan perdidamente enamorados, pero es Granados quien vive con mayor fervor la misión de conquistar a la gran Eva.

Más allá de los ires y venires de la historia, que no deja de tener matices del mundo de los adolescentes, la serie es muy bien hecha, los que interpretan a estos muchachos de colegio son actores que, debo reconocer, no conocía y se fajan unas buenas actuaciones (¡hasta actúa un sobrino de Gustavo Cerati!). Entre tanto, el mundo de los adultos está representado con la maestría de siempre por los grandes Santiago Alarcón y Verónica Orozco en el papel de los padres de Camilo, con ellos siempre se va a la fija en cuanto a calidad actoral.

La escenificación de 1976 en cuando a vestuario, locaciones, carros y hasta las botellas de cerveza, es muy bien realizada y la música elegida para ambientar estos momentos nos lleva de la mano de la voz de Raphael hasta la de Manuel Medrano.

Pero lo más bello, lo que me movió, fue el volver a sentir esa época de colegio sin celular, sin mayor tecnología que un cuaderno y un lapicero. El ver que la lectura de libros maravillosos era un elemento esencial del día a día. Recordar que antes le escribíamos a otro humano cartas de puño y letra para abrir nuestros corazones. Vivir la nostalgia del jugar con un trompo o un sagrado balón. Tener ese grupo de amigos con los que la oralidad estaba por encima del chat, el verse a los ojos, el olerse, sentirse y palparse. Irse a los puños a la salida del colegio, sí, sonará fuerte para ciertos tímpanos moralistas y delicados, pero así lo hacíamos en esas épocas de colegio por encima de las “valentías” de teclado tuiteras y de redes sociales: había honor.

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La primera vez es una historia de amor, de amistad, de nostalgia y del ir atrás y ver que como humanos se nos diluyen aspectos esenciales como la lectura, la escritura y el hablarnos a los ojos sin agachar la cabeza para ver una pantalla. Hoy, que contamos con más elementos para comunicarnos, es cuando menos lo estamos haciendo con humanidad.

Vaya y mire esta bella serie, vaya y recuerde cómo éramos en el colegio…

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