El brutal asesinato de una niña de cinco años en el municipio de Jamundí, Valle del Cauca, ha sacudido profundamente a la comunidad local, que no ha dudado en manifestar su rechazo de manera violenta contra el agresor. El pasado 18 de noviembre, Salomé Manyoma fue lanzada desde un tercer piso por su propio padre, en un acto de desesperación y violencia familiar que, al final, terminó en un linchamiento que cobró la vida del agresor. Aunque las autoridades investigan lo sucedido, la comunidad defiende su acción, justificando lo ocurrido como una respuesta ante la impunidad y la falta de justicia.
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El crimen que conmovió a Jamundí
El caso de Salomé Manyoma ha generado una ola de conmoción en Colombia, no solo por la barbarie del crimen, sino también por la reacción de la comunidad. Según los relatos de los testigos, el hombre, identificado como el padre de la niña, la lanzó desde lo alto tras una fuerte discusión con su esposa. Tras el suceso, la pequeña fue rápidamente socorrida, pero murió poco después a causa de las graves heridas. Lo que siguió fue aún más perturbador: los vecinos del conjunto residencial, indignados por el acto de violencia, no dudaron en golpear al hombre hasta su muerte.
Una de las vecinas, identificada como Paola, explicó que la reacción de la comunidad fue una respuesta natural a un crimen tan atroz. “¿Qué querían que hiciéramos?”, se preguntó Paola en una entrevista, refiriéndose a la brutalidad del acto. “Nadie se arrepiente de lo que pasó. Fue la única forma de sentir paz en nuestros corazones”, afirmó.
La indignación fue tal que la multitud destruyó objetos de la vivienda del agresor, una propiedad que pertenecía a los suegros del hombre. Sin embargo, lo más impactante fue que incluso los niños del vecindario participaron en el linchamiento, golpeando al hombre con palos, según los testimonios. La situación generó un clima de miedo y angustia, con algunos habitantes comentando que la violencia presenciada por los más pequeños marcó un antes y un después en la comunidad.
Aunque la Policía local intentó proteger al agresor y trasladarlo a un centro médico, donde finalmente falleció debido a la golpiza recibida, la comunidad no muestra signos de arrepentimiento. De hecho, Paola declaró que la policía no debió intervenir, ya que el acto de linchamiento era, en su opinión, una forma de hacer justicia, ante la falta de respuestas por parte del sistema judicial.
“Cuando lo sacamos de la casa estaba vivo, pero luego murió en manos de la Policía. ¿Eso fue un asesinato? No lo creo. Lo único que hicimos fue dar una respuesta a algo que no tiene explicación”, dijo Paola. En este contexto, la mujer y otros miembros del vecindario argumentan que la justicia en Colombia es insuficiente, especialmente cuando se trata de casos de violencia familiar, como el ocurrido con Salomé.
En Colombia, la creciente percepción de impunidad frente a los crímenes de violencia intrafamiliar ha generado un ambiente de desconfianza hacia las instituciones encargadas de garantizar la seguridad. Los residentes de Jamundí sostienen que no hubo otro camino para calmar su ira y dar una respuesta al atroz crimen.
La Policía ha reiterado que la muerte del hombre es un homicidio y que se llevarán a cabo las investigaciones pertinentes para esclarecer todos los detalles de lo sucedido y encontrar a los responsables de la golpiza. Sin embargo, la comunidad no parece dispuesta a aceptar un juicio que no contemple su desesperación y el clamor por justicia.