Andy Alegría tiene un doctorado en Ciencias Humanas y Sociales, una maestría en Estudios Culturales y un título de comunicación social y periodismo; su larga trayectoria profesional y como activista le convierte en una de las personas más altamente calificadas del país para liderar procesos de inclusión y equidad, y por eso Ecopetrol apostó por elle. Sin embargo, hablar de inclusión no sólo es buscar cambios de comportamientos sociales, es una lucha legal por acceso a derechos que en este momento aún no están siendo garantizados por el estado para las personas no binarias. Como Andy misme lo explica, la lucha es por “nuestro reconocimiento jurídico, nuestro reconocimiento también en toda la sociedad. Pero también sigue la lucha por los derechos en salud, en pensión, acceso a garantía al trabajo, no solo acceso al trabajo, sino también garantía de que tú permanezcas y te traten como una persona no binaria en tu lugar de trabajo, en todo el ecosistema organizacional. Y esa es una lucha que hay que darla. Y yo creo que es una conversación incómoda que diferentes sectores tienen que tener”.
Elle, que define a una persona binaria como alguien “que se está construyendo desde lo que quiere ser, desde su anhelo, desde cómo quiere proyectarse en lenguaje común, simplemente. Y tenemos que respetar eso”, habló con PUBLIMETRO del panorama institucional de este sector de la población en Colombia y de cómo las organizaciones van abriéndoles las puertas, pero también planteó un debate que está por darse: “acceso a salud, acceso a pensión, son temas que no se están hablando, que no se están discutiendo y es algo que debemos posicionar las personas no binarias”.
Usted trabaja en una gran empresa como Ecopetrol, ¿están listas las empresas colombianas para las personas no binarias?
Yo creo que algo muy importante en estos momentos es que las empresas, las compañías de diferentes sectores de la economía, ya se están dando cuenta que existimos las personas con identidad de género diversas, no hegemónicas, en este caso a las personas no binarias. Hay un momento muy importante y es cuando esta lucha se traduce en una ley que es la sentencia 033 de 2022, que orienta a que las organizaciones empiecen a usar nuestros nombres identitarios, a que hagan ejercicios de pedagogía para comprender que las identidades de género se construyen más allá de lo físico, sino que también es lo que somos. Yo creo que empresas como la que estoy actualmente, como Ecopetrol -pero podría mencionar otras también de sectores financieros de la cooperación internacional como USAID, como ACDI/VOCA-, empiezan a entender la importancia de generar valor también al interior de la organización, incluyendo otras voces diversas, otras voces que puedan aportarle a la creatividad. Está comprobado por estudios y por muchos datos que las personas diversas, con nuestras trayectorias, le apuntamos también a lograr esas metas financieras de las empresas y de las organizaciones. ¿Por qué? Porque estamos ahí dándole a todo, porque es una oportunidad que se nos está dando para liderar procesos y porque yo creo que también es mostrarles que estamos preparadas, preparadas, preparados para asumir retos en diferentes niveles.
¿Hay presión al ser una voz visible de las personas no binarias en Colombia?
Es una responsabilidad estar en estos cargos de toma de decisión, enunciarse, construirse y ser una persona no binaria. Es una responsabilidad porque siempre sentimos la mirada de que tenemos que hacer las cosas muy bien, porque si cometemos algún error eso puede marcar también la posibilidad de acceso a otras personas, más en aquellas compañías que apenas están incursionando en las prácticas de diversidad, equidad, inclusión y pertenencia con personas no binarias. Pero también es una alegría y también ha sido un ejercicio interno de reconocer que merezco estar ahí por mi trayectoria como activista, por mi trayectoria en el sector público, por mi trayectoria en el sector privado, por mi trayectoria académica. Creo que es un compromiso también importante, es ser corresponsable con el movimiento. Algo que no se nos puede olvidar es que estamos ahí, estamos también jalonando procesos para beneficiar a las poblaciones que han sido excluidas y que no tienen esa posibilidad de estar en estos lugares. Si bien es cierto que Colombia ha tenido una transformación notoria hacia la inclusión, el camino aún es largo y faltan muchísimas cosas. El reto es gigantesco y yo siempre lo menciono. Y es que la diversidad, la equidad, la inclusión, la pertenencia al enfoque de género en las compañías nunca acaba. Hay gente que dice: hicimos el curso y acabamos. No, esto no acaba porque de hecho la categoría se va transformando con los años, se va transformando con los contextos, se va transformando con las prácticas y esto es de no acabar. Y lo mismo son los retos. Los retos existen todavía. Hay que hacer mucha pedagogía al interior de las organizaciones. Hay que comprender que lo no binario no es un capricho, hay que entender que no es una moda, hay que entender el contexto, hay que entender que hacer un tránsito hacia las y los no binario o reconocerse como una persona no binaria no es lo mismo a los 18 años que a los 15 años que a los 30 años que a los 42 años, que en Bogotá, que en Cali, que en Quibdó, que en otros países. Y el reto que tienen las organizaciones es entender esa particularidad, entender que cuando vamos a implementar una estrategia de diversidad, equidad, inclusión y pertenencia en Bogotá, no es lo mismo implementarlo en Bogotá que hacerlo en Quibdó que en Cali que en Cartagena que en Piedecuesta, porque tienen sus particularidades.
¿Cómo ha sido su tránsito hacia una persona no binaria?
Yo creo que el tránsito ha sido complejo en ciertos momentos. Yo desde chiquita sabía dónde estaba, hacia dónde me quería ir, qué es lo que quería hacer. Crecí en una ciudad como Cali, plagada de unos comportamientos violentos por racismo, homofobia, transfobia, neofobia y de hecho, cuando yo nací no se hablaba de las personas no binarias. Para mí era muy difícil saber qué era. Sabía que era algo raro. Fue un proceso complejo, pero fue bonito también migrar hacia otro lugar donde me sintiera más cómoda y eso me hizo sentir tranquila. Sucedió en la pandemia. Creo que a muchas personas el confinamiento también nos hizo repensarnos. Tuve la posibilidad de contar con el apoyo de mi familia, de mi papá y mi mamá, que siempre han sido personas muy abiertas, de mi pareja, que lo primero que me dijo es: ya lo sabía. Mi mamá ya lo sabía, mi jefa me dijo: ya lo sabíamos; amigos y amigas me dijeron: ya lo sabíamos, era que tú lo dijeras y, claro, era el temor mío. Yo soy una persona que ha estado en diferentes lugares de visibilización y tomando ciertos lugares de toma de decisión en lugares visibles y empezar a hacer el tránsito no era fácil en el sentido del temor a que me fueran a rechazar. Y era muy paradójico, porque lo que yo hablo y lo que yo promulgaba y era como bueno, ahorita estoy yo acá, pero también el temor a enfrentarme a la calle y a muchas violencias que todavía se ejercían… que mi trabajo, yo viajaba mucho entonces, y pues tenía que tener autocuidado también de construirme de ciertas formas en ciertos espacios, pero al final fue un proceso muy grato.
¿Y por qué Andy?
Ya cuando empecé a asumir ciertas posturas y ciertas formas de reconocerme, el momento más bonito fue cuando asumí mi nombre y en algún momento la gente creía que yo me iba a llamar ‘Alegría’. Y yo dije no puede ser Alegría porque sería Alegría Alegría, y fue puntualmente mi jefa quien en su momento en el trabajo anterior me llamaba Andy, y Andy fue mi nombre. A partir de que empecé a anunciarme como Andy, que se hizo todo el cambio en todos los documentos institucionales, en todas las redes sociales, en ese momento yo empecé a sentir también como que ya era parte de algo, y conocer la experiencia de personas maravillosas como Fran (Francesca Mcqoid), encontrarme con que nos conocíamos hace muchos años y fue como decir: ¡ah! Pues estamos en un proceso. Fue muy bonito porque además compartimos también un tránsito generacional. Entonces en ciertos grupos donde empecé a ir, las conversaciones de las juventudes eran un poco diferentes hacia las personas que estamos en cierta edad, que nuestra agenda y nuestras preocupaciones eran también de qué va a pasar y cómo vamos a hacer ese tránsito.
¿Cómo ve el apoyo institucional? ¿Sí hay una normativa que garantice sus derechos?
En este momento hay una apertura, ya que existen ciertas instancias que permitan seguir luchando por la garantía y por la implementación de esas sentencias, de esos derechos, de esas normativas. Es un gran logro. Yo siento que la normativa está, lo que nos hace falta es abrazarla y hacer pedagogía con ella, entenderla, traducirla un poquito más. Tú puedes hacer un zoom ahorita acá con las personas que están en este edificio y les preguntas: ¿qué es una persona trans? Les preguntas qué es persona no binaria, y no tiene ni idea. Todavía la gente se sigue fijando en estereotipos de género y yo siento que el reto que hay en este momento es la pedagogía. Toca traducir todo eso y toca también en los espacios dejar de mirarnos al ombligo entre todos, todas, todes, porque necesitamos jalonar a quienes no creen en esto, quienes no conocen, quienes no saben, para que lo puedan hacer. Ese es un reto que tenemos y yo creo fielmente en que hay una apertura, no es lo mismo hace diez años, hace 20 años, hace 40 años, a que estemos ya acá, que estemos hablando de esto ya ha sido un gran logro, que no se nos puede olvidar, que no es un tema solamente de las mujeres, que es un tema también en otras ciudades, olvidar qué está pasando con las personas no binarias. Yo hablo del Chocó porque es allá donde también he tenido una conexión muy fuerte. Hay personas maravillosas que están siendo muy solidarias en Cali, en la Amazonía. ¿Qué pasa con estas personas? Creo que hay que llegar allá también. Acá tenemos algunos instrumentos en cierta medida, que nos permiten defendernos y luchar por nuestros derechos. ¿Pero qué pasa en ciertos territorios donde no se puede hablar? ¿Qué pasa con esas juventudes que están construyéndose desde ahí y la única herramienta que tienen es rechazo? ¿Qué va a pasar ahí? Creo que también hacia allá toca voltear esa mirada.
Usted tiene estudios de maestría, un doctorado. ¿Eso ha ayudado a la construcción de su identidad o lo ha complejizado aún más?
Yo creo que la complejiza. Yo creo que para mí estudiar tanto la Maestría en Estudios Culturales como el doctorado me permitieron seguir complejizando más esto y entendiendo más esto también desde una mirada epistemológica, sin quedarme en la academia. Mi postura siempre ha sido esto hay que bajarlo. Yo no me puedo quedar en un universo académico, es importante, pero si yo no traduzco eso y no lo bajo también en la vida real, pues me quedo en ese universo académico. Yo siento que a mí la Academia me ha problematizado y me ha complejizado justamente para que mi discurso sea coherente. Un discurso que tiene la voz del activismo del cual hice parte en su momento con Radio Diversia, donde salimos muchas voces: Nancy Prada, Juan Carlos Prieto, la misma Laura Weinstein y Andrés Lizarralde, entre otros, otras y otres que estamos ahorita en ciertos lugares. Ese discurso académico dialoga y se complejiza y se problematiza con el discurso activista, pero a la vez también con el discurso de periodista que tuve en mi momento, del cual todavía guardo con mucho cariño, pero también con el discurso de una persona que podemos llamar empresario que trabaja en el sector de las organizaciones, dirigiendo áreas de diversidad, equidad, inclusión, y yo creo que eso me ha permitido a mí también tener un discurso coherente, contundente, riguroso, pero práctico.
En esta búsqueda por las etiquetas o por salir de las etiquetas han aparecido una serie de discusiones internas, por ejemplo, en las que hay un feminismo TERF, en las que en últimas hay ciertas posiciones de privilegio para los hombres gay, en el que las mujeres trans siguen siendo estereotipadas... ¿Cómo ve esas divisiones?
Yo creo que históricamente estas luchas siempre han estado y siempre han existido unas jerarquizaciones que han organizado las prácticas sociales. Y para las mismas identidades que hacemos parte de esas identidades de género y orientaciones sexuales diversas o no hegemónicas, siempre se han priorizado ciertas agendas, entre ellos las agendas muy valiosas que yo no me voy a ir en contra de ellas porque son muy valiosas y son importantes, como la del matrimonio, como la de la adopción. Pero sí es cierto que otras identidades, como las personas trans y las personas no binarias, hemos sido puestas en otro lugar. Por eso también esas luchas de las compañeras trans y de los compañeros trans son tan importantes. Por eso es tan importante su voz y que cada vez se haga mucho más visible. Y creo que es el momento también que las personas no binarias podamos también tener nuestros espacios de visibilización que seamos también un ejemplo, esa referencia para que otras generaciones sigan luchando, porque nuestra agenda no está, nuestra agenda no existe. Piensan que simplemente es el “todes” y se queda en la banalización del “todes”. Y hay gente que detesta el todes, pero esto es algo político. Por eso otras personas y yo usamos dos pronombres, y yo le digo a la gente: si no me quieres decir “elle”, pues dime “ella”. Yo no me siento incómoda con el “ella”, pero no me digas “él” porque ya el “él” yo ya lo abracé, ya le agradecí a ese Andy de ese momento por haberme hecho una persona más valiente, pero ya no estoy mirando hacia atrás. Entonces yo siento que en este momento hay una agenda también para las personas no binarias que pueden migrar hacia otra categoría. Es necesaria. Es importante porque, por ejemplo, acceso a salud, acceso a pensión, son temas que no se están hablando, que no se están discutiendo y es algo que debemos posicionar las personas no binarias. Nuestro acceso al sistema de salud todavía sigue siendo difícil, porque tú llegas y en algunos casos no se ha hecho cambio de nombre identitario, y te van a tratar con la identidad de género que te asignaron cuando tú ya estás migrando hacia otro lado, o te van a presentar procesos de hormonización que pueden ser muy violentos, entonces siento que los retos están ahí. Creo que las universidades ya están dando un paso muy importante en permitir que los títulos salgan con la EH o como la persona quiera o se esté construyendo, eh? Pero todavía nos falta trabajo. Yo tengo todavía fe y confío en la apertura que hay en este momento de el gobierno, de los sectores, de los de las de las empresas, del sector privado y de los mismos activismos, pues para seguir jalonando eso y de las personas como ustedes y otros medios que abren la puerta para que esto se trata de una manera seria y rigurosa, como debe ser.
Es un trabajo de educar y reeducar, porque, en últimas, estamos peleando casi que con un monolito; la tradición, la costumbre...
Y educar desde el amor, porque tú llegas y regañas a la compañera porque no sabe, va a decir ‘ay no’, pero si puedes explicar y le puedes contar y le puedes transmitir ese conocimiento que algunas personas tienen frente a esto, y hablo de las personas cis, pues realmente va a hacer que lo abrace y que lo entienda y ya, pues con los sectores más radicales realmente es darles las herramientas, pero yo siento que hay luchas que van a seguir y esa es una lucha que va a seguir contra esos sectores que están del otro lado.
Ya que estamos utilizando la palabra lucha, ¿cuál es el camino que sigue en esta lucha?
Sigue la lucha, sigue la misma lucha de nuestro reconocimiento jurídico, nuestro reconocimiento también en toda la sociedad. Pero también sigue la lucha por los derechos en salud, en pensión, acceso a garantía al trabajo, no solo acceso al trabajo, sino también garantía de que tú permanezcas y te traten como una persona no binaria en tu lugar de trabajo, en todo el ecosistema organizacional. Y esa es una lucha que hay que darla. Y yo creo que es una conversación incómoda que diferentes sectores tienen que tener. Creo que hay una lucha también importante y es que aparte de las personas que estamos acá, hayan más personas en lugares de toma de decisión. Si las personas no binarias no estamos en lugares de toma de decisión, va a ser muy difícil que se garanticen nuestros derechos y va a ser muy difícil también que las empresas hablen de innovación y productividad cuando la innovación y la productividad y la competitividad se dan cuando tú tienes voces diversas, voces de personas LGBTQ+, de personas no binarias, de personas afro, indígenas, de personas con toda la diversidad, porque pues es de ahí fluyen también las ideas de sus trayectorias y sus experiencias.