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Con ingenioso invento empresa colombiana está solucionando el acceso al agua en comunidades vulnerables

Se trata de la elaboración de tanques de almacenamiento hechos con botellas recicladas.

Ricardo Alba es Ingeniero Ambiental, cofundador y director de operaciones de Eko Group H2O +, una empresa familiar con un índice social muy marcado que los ha llevado a obtener múltiples premios por positivo impacto medio ambiental.

La compañía inició en 2018 con el proyecto bandera Ekomuro, que es un tanque de recolección de aguas lluvias elaborado verticalmente con botellas PET o garrafas de plástico reciclado, lo que representa una gran innovación, pues ocupa máximo 35 cm de espacio al estar erguido sobre una pared.

Dicho módulo normalmente tiene una capacidad de almacenamiento de entre 160 y 200 litros. Cuando llueve, el agua pasa por un canal con una malla de acero inoxidable para filtrar macro organismos. Al final del sistema se inserta un flitro Sawyer, elaborado con una nano membrana de alta tecnología que permite que el agua salga 100% apta para el consumo humano.

La vida útil del Ekomuro es de mínimo 15 años, que es lo que lleva instalado el primer módulo y sigue en perfectas condiciones. Cabe destacar que para para que el plástico se biodegrade deben pasar al menos 500.000 años, por lo que este tanque podría durar perfectamente toda una vida. Por otro lado, el filtro tiene una vida útil de 10 años y fácilmente puede ser reemplazado.

El proyecto inició cuando Ricardo Alba estaba en el colegio, como parte de un proyecto ambiental en el que también estaba involucrado su papá, que es arquitecto e inventor, y asesoró a los estudiantes con esta idea que ha sido pionera en el país.

“Fue muy impactante para la comunidad educativa ver cómo con un proceso tan fácil se podía cosechar agua con unos materiales de tan bajo costo. Tras participar en varias ferias y mostrar la capacidad que tenía el proyecto para ser replicado obtuvieron varios reconocimientos y premios y logramos tener capital semilla”, cuenta Alba recordando lo que ocurrió cuando salió del colegio.

Para este entonces, el proyecto ya tenía una visión de ayudar a comunidades periurbanas cercanas a Bogotá que no tenían acceso a servicios mínimos. La comuna cuatro en Altos de Cazucá, Soacha, fue donde se llevó a cabo el proyecto piloto en el que se invirtió el capital semilla. Allí se construyeron 14 sistemas Ekomuro.

Los anterior les dio pie para participar en el premio Desafío Mundial del Agua, en 2015, que se llevó a cabo en Corea, del que fueron ganadores. Así obtuvieron 30.000 euros para seguir fortaleciendo el emprendimiento.

Este año Eko Group ha logrado llamar la atención de importantes empresas como Postobón e Incauca, quienes la han escogido para implementar una solución de acceso al agua en varias comunidades donde han querido llevar a cabo proyectos de Responsabilidad Social, pero no se había encontrado la tecnología adecuada para hacerlo. Esto también ocurrió gracias a la articulación de RECON, una ONG colombiana que promueve el emprendimiento social en Colombia, que también es aliada en este proyecto de agua potable.

Gracias a esto, recientemente una escuela indígena en Dabeiba (Antioquia) y otra escuela en Caloto (Cauca), hoy cuentan con agua potable y benefician a sus comunidades.

Beatríz Helena Domicó, del resguardo indígena Chimorro Nendó, en Dabeiba, es la única docente de la sede Catumbambí de la escuela Llano Gordo, que es netamente indígena. Para ella ha sido muy importante la llegada del Ekomuro, pues la comunidad solo tenía acceso a agua de quebradas, que muchas veces salía turbia y los niños se enfermaban.

“Además para los niños ha sido algo nuevo, nosotros los indígenas solemos consumir agua del río, incluso a veces sin hervir, entonces esto también ha sido educativo”, cuenta Domicó.

Por otro lado, para Angela María León, psicóloga de la Institución Niña María Crucero de Gualí, en Caloto, la llegada del proyecto ha sido una gran bendición, pues a pesar de las múltiples necesidades que tiene la escuela, el agua era de las necesidades más elementales.

“Antes para sacar agua había que revolver un pedazo de barro. Estaba conectada a una manguera con una llavecita de la que se pegaban los niños para tomar agua. Además, los tanques permanecían llenos de culebrillas. En la cocina había tres puntos de agua de pésimas condiciones”, cuenta León.

En este momento Eko Group lleva instalados 260 sistemas que están beneficiando a 66.000 personas.

“Queremos garantizar el acceso al agua segura a cerca de 5 millones de familias latinoamericanas. Somos países tropicales con problemas similares y llegar con un sistema tan simple a comunidades es nuestro objetivo final, es un proyecto completamente sostenible, sobre todo teniendo sus bajos costos comparados con un sistema convencional”.

Tras un recorrido de 10 años, hoy la empresa tiene el sello de sostenibilidad Energy Globe Award, obtenido por su impacto socio ambiental, y están desarrollando otros inventos que atacan cuatro líneas de solución.

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