El expresidente colombiano Juan Manuel Santos considera que en la lucha contra las drogas el mundo hoy está peor que hace 50 años porque el problema, lejos de disminuir, ha aumentado por la prohibición y por eso es necesario cambiar el enfoque.
Santos, presidente de 2010 a 2018, y Premio Nobel de la Paz de 2016, forma parte de la Comisión Global de Políticas de Drogas que este martes publicó su informe anual en el que se propone una reestructuración del sistema de control de drogas de Naciones Unidas para tener mejores resultados.
“La legislación internacional que existe sobre este tema ha sido un fracaso. Después de 50 años, hoy estamos peor de lo que estábamos cuando se aprobaron esas convenciones, y tenemos que cambiar el enfoque y eso se reduce a una sola palabra: prohibición”, manifestó en una entrevista virtual con Efe sobre el motivo de esa propuesta.
Por eso, el informe pide que se elimine la prohibición y se regulen todas las drogas, afirma Santos, quien asegura que “ya hay muchas razones para pedir eso, razones que son basadas en la experiencia y en la evidencia y en lo que hemos vivido y sufrido con la actual política”.
La audaz propuesta de reforma incluye también que los criterios de clasificación de las sustancias sujetas a fiscalización salgan de la órbita de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC, sigla en inglés) y pasen a la Organización Mundial de la Salud (OMS), para que el problema de las drogas tenga un enfoque menos represivo y más de salud pública.
CAMBIO DE PERCEPCIÓN
El expresidente confía en que eso puede ser posible porque en los últimos años se ha visto “un cambio muy significativo en la percepción y la actitud de la gente en general sobre el problema de las drogas” en muchos países de Europa e incluso en Estados Unidos donde “ha evolucionado el pensamiento sobre este tema”.
“Usted ve por ejemplo en Estados Unidos como en los años 70 menos del 25 % de la gente decía que por ningún motivo se podía legalizar o regular el tráfico de drogas. Hoy, entre el 68 y el 91 % dice que hay que tener una política mucho más pragmática, más flexible y aprueba la regulación”, explica.
Asegura además que las convenciones vigentes “en cierta forma se convierten en un obstáculo para que muchos países que quisieran avanzar más no lo hagan porque dicen que el derecho internacional no les permite. Por eso hay que cambiar las convenciones”, enfatiza.
Sin embargo, reconoce que dar ese giro “no es fácil” porque hay muchos obstáculos de países como China y otros asiáticos, Rusia y los de Oriente Medio, que tienen leyes más severas contra las drogas y son contrarios a una flexibilización.
“La evidencia nos está mostrando que si continuamos con la política prohibicionista lo único que hacemos es ver un fortalecimiento de las mafias internacionales que controlan el tráfico de drogas”, con todos los efectos nocivos que eso conlleva “en materia de salud, de violencia, de hacinamiento de las cárceles (...) La prohibición produce muchos más efectos negativos que positivos”, dice.
Santos está convencido de que “la lucha contra las drogas no puede ser simple y llanamente de castigar y prohibir el consumo y el tráfico de drogas porque eso ha fracasado” y por eso se necesita “una política con un enfoque de salud pública, de derechos humanos”.
En ese punto destaca los avances en materia de legalización, comenzando por el cannabis, de países como Portugal, Uruguay y Canadá, que han traído consigo una disminución considerable de la violencia asociada a las drogas y de los problemas de salud.
“Está comprobado que prohibir el consumo de drogas no lo disminuye, por el contrario, las organizaciones criminales, que tienen cada vez más poder, se encargan de que los jóvenes, los niños en las escuelas comiencen a consumir”, añade.
FRACASO DE COLOMBIA
Sobre Colombia, “el país que más ha sufrido en esta lucha mundial contra las drogas y el que más costos ha pagado”, dice que como ministro de Defensa y como presidente aplicó “las políticas prohibicionistas que estaban vigentes (...) con toda las de la ley y con toda la contundencia”, pero sin éxito, reconoce ahora.
“Hoy soy el más convencido de que esa política fracasó y los resultados de Colombia lo demuestran. Seguimos siendo el primer exportador de cocaína a los mercados mundiales”, y aunque se logró desmantelar los grandes carteles, “hay muchos carteles pequeños y las grandes mafias, por ejemplo mexicanas, ya están metidas en Colombia”, sostiene.
Y añade: “Ese puede ser el ejemplo perfecto de cómo la política que hemos aplicado en últimos 50 años fracasó y lo digo como una experiencia personal”.
Con respecto al plan del Gobierno de reanudar las aspersiones aéreas de cultivos ilícitos con el herbicida glifosato, que fueron suspendidas cuando él era presidente por los daños a la salud y al medioambiente, lo considera un retroceso y cree que no será fácil retomar esa práctica.
“Lo veo difícil, lo veo innecesario, lo veo contraproducente y yo creo que este Gobierno no va a lograr que la aspersión retorne” por la oposición interna y porque “inclusive Estados Unidos (...) ya no está insistiendo en volver a la aspersión”, concluye.