Mucho se ha escuchado la frase de cajón que reza “La calidad no se improvisa” y hasta cierto punto es cierta; el éxito viene siendo fruto del trabajo duro, constancia y la preparación; pero ¿qué pasaría si dijera que una de las mejores piezas musicales de la historia fue totalmente improvisada? Y aquí hay que hacer una pequeña aclaración, porque es distinto el arte de la improvisación a la invención, para improvisar debe haber unas buenas bases sin importar el tema o el espacio en que se haga.
Sin embargo, si, hablamos del Concierto de Colonia (The Köln Concert) de Keith Jarrett, el álbum de jazz más vendido de la historia hecho por un solista con más de cuatro millones de copias vendidas, cifra que para este género musical y año de lanzamiento, es bastante alta pero ¿qué hay detrás de este gran concierto? Y ¿Por qué es tan importante para la historia de la música?
Empecemos con un pequeño review sobre quién es Keith Jarrett. Pianista y compositor nacido en Allentown, Pennsylvania el 8 de Mayo de 1945. Jarrett se ha caracterizado por su “mal carácter” pero a la vez por ser perfeccionista y dedicado con su labor. Desde muy joven y en compañía del sello ECM (Edition of Contemporary Music) Jarrett fue una de las joyas más prometedoras del Jazz, a tal punto, que hizo parte del grupo de Miles Davis y antes, parte del cuarteto de Charles Lloyd, dos titanes del género, sin embargo, a pesar de la historia y de cada uno de los éxitos alcanzados, el mayor logro de Jarrett llegaría el 24 de Enero de 1975.
Manfred Eicher, creador del sello disquero ECM, decide apostarle a una gira de conciertos con Jarrett alrededor de Europa haciendo que cada concierto fuese único y exclusivo pues estaban basados en la improvisación; Berna, Génova y Bérgamo fueron algunas de las plazas donde se llevaría a cabo esta gira, sin embargo, el Edificio de la Ópera Colonia sería testigo de la obra maestra de Keith. Ese día, como si el universo se hubiese puesto de acuerdo, todo le salió impredeciblemente mal.
Tras conducir desde la ciudad Zurich hasta Colonia, cerca de 600 kilómetros, llegar con un gran dolor de espalda y algunas noches de poco dormir, Jarrett se encuentra con que el piano dispuesto para el concierto no era el ideal. Se había solicitado uno de referencia Bösendorfer 290 que nunca llegó al destino y en su lugar se encontraba uno que “no tenía el tamaño correcto y sonaba como un clave eléctrico” según palabras del mismo artista. No obstante Jarrett decide seguir adelante con el concierto a pesar de tener todo el viento en contra, así que para bajar un poco el calor de la situación y prepararse para tocar, se dirige a cenar en un restaurante italiano de la ciudad. Según él, por alguna razón les sirvieron al final y como si fuera poco todo lo que venía sucediendo, no fue un muy buen plato. Así mismo recuerda que debía tocar en un plazo menor a una hora y aún no había recibido su comida. Efectivamente todo estaba saliendo de la peor manera posible.
Finalmente llegó el momento de subir al escenario. Jarrett recuerda que poco antes de tomar posesión de la tarima, miró a los ingenieros y a Eicher, alzó el puño en señal de victoria y dijo algo así como “¡Poder!”. Lo que pasó después puede describirse como una de las piezas más sublimes de la historia de la música, pues en una hora con 6 minutos se haría la grabación del disco de Jazz, realizado por un solista, más vendido y aclamado de toda la historia.
Al finalizar, los aplausos se extenderían durante unos cuantos minutos, en la grabación se registran dos, no obstante, son recortados por medio de un fade out, aunque realmente no se sabe con exactitud cuánto tiempo duraron las ovaciones.
Sumado al nivel que de por sí ya tiene el Concierto de Colonia, hay que destacar que no se puede encasillar exclusivamente en el jazz pues es una mixtura entre este género (de los más complejos según los músicos) y música clásica, dándole una identidad única al sonido del piano de Keith Jarrett.
“Dar conciertos en solitario es lo más parecido, a mi entender, a una formidable sesión terapéutica de autoconocimiento. Si no resultara tan deprimente, me atrevería a confesarte cuál es la receta infalible para dar un concierto en solitario: tengo que estar agotado, o loco, o haberme pasado todo un día viajando. Colonia es un buen ejemplo. Creo que nunca estuve más cansado ni más confuso, y tenía entre manos un instrumento espantoso. Y, sin embargo, ¡tal vez haya sido el mejor concierto de mi carrera!”, afirmó el artista años después en medio de una entrevista.
Como dato curioso, Jarrett confesó que se sentía indignado por saber que este era su mayor logro pues se preguntaba cómo una pieza improvisada y hecha con un piano que no cumplía con las especificaciones era el más vendido y más recordado cuando en su repertorio contaba con piezas más pulidas y mejor elaboradas.
La invitación está abierta a escuchar las 4 partes de este grandioso concierto. No se puede clasificar bien en un solo género pues Jarrett sencillamente se dejó llevar de la música y a través de melodías “sencillas” hace memorable uno de los días tal vez más caóticos pero a su vez más exitosos de la música.