El categórico Luis Díaz se instala en los papeles históricos del Liverpool. Su llegada lo revolucionó todo, y en parte gracias a su trabajo, los Reds seguían vivos en todas las competiciones que jugaron y ahora gritaban “campeones” una vez más.
El gigante de Barrancas fue la gran figura en los 90 minutos del cotejo. Pese a que no se presentaron goles, Lucho fue el más desequilibrante de todos. Con llegadas y alegría, comandó a su equipo en el ataque y tuvo varias oportunidades de gol.
La más clara para él, sobre los 82 minutos del partido, derivó en un palazo derecho en el arco de Edouard Mendy. Increíblemente, tenía negado el gol en dicho tramo del cotejo; a pesar de todo, se levantó y le hizo un lindo gesto a la hinchada, un poco caída por la cantidad de oportunidades sin finiquitar.
Le hizo la señal a la afición de que sigan creyendo, que el título se podía conseguir y que se iban a ir a casa como vencedores... así fue. Lucho no se equivocaba.
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El Liverpool levantó el título de la FA Cup unos minutos después, tras derrotar en los penales al Chelsea por 6 goles a 5. Un gran envión anímico de cara a la definición de la Premier League, así como en la finalísima de Champions frente al Real Madrid.
