La Catedral de Sal de Zipaquirá, elegida en 2007 como la primera “maravilla de Colombia”, es uno de los lugares turísticos más tradicionales del interior del país. Ubicada a sólo 50 km de Bogotá, el recorrido por los túneles de lo que fue la gran mina de sal de Cundinamarca, que incluso fue visitada por Humboldt en 1801 y que en 1954 se convirtió en templo religioso, es casi que una obligación para quienes visitan la Sabana de Bogotá. Por eso, buscando ofrecer nuevas experiencias para los turistas, que les permitan a la vez entender la cultura minera de la zona, ahora la salina ofrece la posibilidad de ser minero por un día.
“Tanto niños como adultos interesados en realizar esta actividad, pasarán a ser mineros, dirigidos por un guía experto que los equipará con casco, linterna y pica para aventurarse por socavones oscuros y estrechos en una zona exclusiva de la mina. Al final los mineros recibirán un “salario” dependiendo de la sal extraída durante su jornada”, así lo afirma Yenny Páez, gerente de la Catedral de Sal de Zipaquirá.
Descubrir la auténtica magia de la Catedral de Sal de Zipaquirá, renovada en 1991 y considerada un logro arquitectónico sin par en Colombia, es vivir una experiencia única. En esta actividad complementaria al recorrido habitual de la Primera Maravilla de Colombia, se podrá conocer de cerca la historia de la minería en el país, la explotación de sal y las condiciones del trabajo de un minero, así como también se podrá realizar actividades de la extracción, almacenamiento, beneficio (trituración, molienda, lavado, clasificación y separación), transporte y transformación de los materiales, una experiencia emocionante y diferente.