El 2020 ha sido un año extraño. Para nadie es un secreto que un pequeño virus comenzó una epidemia en una esquina del mundo y, al igual que en la teoría del caos, una serie de eventos concatenados terminaron generando una pandemia global. Siguiendo con la idea de la teoría del caos, estoy seguro de que ese primer estornudo que comenzó el contagio del coronavirus es el culpable de que el 25 de octubre vaya a llover sobre Roubaix. Para un lector incauto el clima que haga el próximo domingo en Roubaix puede resultar irrelevante, seguramente para un seguidor del ciclismo en una temporada normal también lo sería, pero este año no lo es. El 25 de octubre se debería correr la reprogramada París-Roubaix pero, de nuevo, el coronavirus nos quitó la carrera más linda del calendario ciclístico internacional.
Vamos atrás. En marzo, cuando comenzó la París-Niza, la mayoría de los aficionados del ciclismo ya teníamos un ojo en la temporada de clásicas de primavera. Dependiendo de los gustos algunos ansiaban ver el Tour de Flandes, otros le apuntaban al BinckBank Tour y muchos otros más, entre los cuales me cuento, esperábamos el tercer domingo de abril para ver cómo el pelotón recorría el infierno del norte. Sin embargo, el 13 de marzo, y a falta de una etapa de Paris-Niza, el pelotón mundial entró en estado de confinamiento.
Luego de muchos cambios, y ante el avance de la situación global de salud, el calendario fue reorganizado para comenzar el 1 de agosto. Entre esas fechas, en el calendario estaba marcado el 25 de octubre, el súper domingo del ciclismo, ya que ese día se correría la contrareloj final del Giro de Italia, la etapa de la Vuelta a España con final en el Col de Tourmalet y la París Roubaix. Se hacía necesario planear y coordinar tres pantallas para estar atentos a toda la acción. Hace ya unos días el corazón de los seguidores de París Roubaix fue roto cuando, debido al nuevo rebrote de Covid-19 en el norte de Francia generó la cancelación de la carrera. El súper domingo de ciclismo ahora sólo será un domingo de ciclismo a doble jornada.
En los anaqueles de historia el 2020 quedará como el año en el que solo se corrieron cuatro de los cinco monumentos del ciclismo. Este año ningún corredor podrá cargar la réplica del adoquín que hace las veces de trofeo al ganador de París-Roubaix. Cuando el cambio de fecha nos hacía pensar en una jornada lluviosa de barro y adoquín; jornada que llevábamos varios años esperando porque nos acostumbramos a ver a corredores llenos de polvo dar la vuelta en el velódromo de Roubaix, el estornudo que comenzó una pandemia en China fue el culpable de que el domingo 25 de octubre vaya a llover fuertemente en el norte de Francia.
En el velódromo de Roubaix este domingo algún fotógrafo retratará las bañeras, pero esta vez estarán vacías.
Por: Pedro J. Velandia / @acerocaballito