Hace poco hubo revuelo en Bogotá por unas misteriosas luces que surcaron el cielo. Muchos pensaron que se trataba de ovnis y las redes sociales colapsaron (colapsan con lo que sea) con el hashtag #LucesExtrañasBogotá. Hasta el Ejército pescó en río revuelto y anunció en su cuenta de Twitter que estaba listo para defender siempre a Colombia. Luego se supo que no se trataba de ningún ovni sino de cinco drones que, provistos de luces, hacían parte de la campaña de lanzamiento de la serie ‘The X-Files’, de Fox.
Ya ven que hace varias décadas la gente entró en pánico con la narración que por radio hizo Orson Welles de ‘La guerra de los mundos’. Hoy, que deberíamos estar más curtidos en el arte del engaño, caemos con una ingeniosa, pero simple estrategia publicitaria de un canal.
Pues que la coyuntura de las luces sirva para recordar que hay que estar atentos del cielo, no por si hay extraterrestres o helicópteros espiándonos, sino por los zapatos que cuelgan en buena parte de la ciudad. No sé si lo habrán notado, pero gran número de cables de luz están adornados por zapatos colgantes. Y no es que sea una manifestación artística ni obra de un desocupado que pensó que era mejor colgar sus zapatos viejos que tirarlos a la basura. Se trata de algo llamado ‘Shoefiti’ (suma de las palabras ‘zapato’ en inglés y ‘grafiti’) y que se practica en muchas partes del mundo para marcar territorio. Con esta actividad, grupos urbanos no solo fijan límites entre territorios sino que anuncian la venta de drogas.
La próxima vez que vaya por la calle alce la vista y notará que zapatos viejos colgando de cables es lo que le sobra a esta ciudad. Están por todos lados, al punto que el Concejo de la ciudad afirma que de los 5064 parques que tiene la ciudad, en al menos el 68% de ellos se presenta consumo de drogas. Y como tal sustancia es ilegal y no se puede anunciar como si fuera una panadería, el zapato en el alambrado es la mejor forma de mover el negocio.
Por arriba de nuestras cabezas pasan líneas de electricidad y ondas de Wi-Fi, helicópteros y aves, drones promocionando programas de televisión y avisos de expendio de droga. El cielo está lleno de señales, solo hay que estar atento a ellas.
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