Este es uno de los casos de violencia sexual que se conocieron en la ciudad y que habría perpetrado la Policía. Habló la madre de una joven violentada sexualmente en Popayán.
Junto al caso de la joven que se quitó la vida luego de ser capturada el pasado 12 de mayo, hay otro caso de una joven de 18 años.
Su madre contó a El Espectador cómo sucedieron los hechos, pues ella estuvo de cerca presenciando todo lo que ocurrió.
Habló la madre de una joven violentada sexualmente en Popayán
Todo pasó durante las marchas del viernes 14 de mayo. Ese día en la ciudad salieron a pedir justicia por el caso de la menor de 17 años que denunció un abuso sexual entre varios policías y que luego se quitó la vida.
En medio de esas protestas falleció el joven Sebastián Quintero. Al parecer, el estudiante universitario murió por el impacto de un gas lacrimógeno en su cuello.
Ese mismo día esta madre, que es brigadista y auxiliar de enfermería voluntaria en el grupo humanitario que brinda primeros auxilios a las personas heridas, vio cómo ultrajaban a su hija.
«Mi hija salió conmigo a la marcha», dijo. Tras pasar un tiempo juntas, la mujer se quedó trabajando y su hija se fue junto a un grupo de amigos.
Durante toda la tarde ambas estuvieron en contacto por celular y nunca se separaron tanto la una de la otra.
Pasada la tarde la joven de 18 años le pidió a su mamá que le diera dinero para comprar algo de comer porque tenía hambre. Entonces, ella se adelantó con sus amigos dos cuadras de donde estaba su mamá.
«Luego, escribieron en el grupo que necesitaban apoyo en la Chirimía. En lo primero que pensé fue en mi hija».
Cuando se dirigieron a ese punto la madre vio pasar a 15 motorizados y una tanqueta de la Policía, desde la que les gritaron: “¿A cómo la leche, perras?”.
«Me angustié y aceleramos el paso. Mi hija iba cruzando desde un punto de la brigada hasta un supermercado llamado Maxihogar y se le vinieron las 15 motos a ella y a los tres muchachos con los que estaba. Ahí fue que me la cogieron», contó.
La captura
«Tengo el vestido que los policías me rasgaron. Yo quería pasar y vi todo desde unos metros. Los de las motos cierran el paso, no escuchan, no dejan hablar, tiran su bolillazo al que le caiga. Creo que dos compañeros de mi hija alcanzaron a correr y ella quedó con un compañerito. Todos gritábamos: ‘Déjenlos, son niños’. Yo solo quería llegar hasta allá y quitarles a mi niña; que si le iban a hacer algo, me lo hicieran a mí y no a ella. No se pudo. La cogían del pelo, la tiraron al piso y yo me sentía impotente, con dolor, con ira. La gente empezó a gritar, a hacer bulla, y por eso los policías la montaron a la moto. Mi hija le alcanzó a decir a una mujer policía que, por favor, no la dejara ir con los policías hombres, que la llevara ella, y la policía le dijo que ‘no'», relató la madre a El Espectador.
Luego contó que a la joven se la llevaron a una URI y ella llegó a rescatarla hasta ese lugar 15 minutos después.
«Los policías no me la bajaban de ‘perra’ y le decían ‘¿qué haces en la calle?’, ‘¿por qué no estás en la casa cocinando?’, ‘mechuda’, ‘péinate’, ‘qué rico pa’ lamerte’, ‘bájate los pantalones pa’ violarte’. Son cosas que ninguna mujer debería pasar», contó.
Tras este relato, la madre aseguró que es «una falta de humanidad» que la Policía diga que es una «vil mentira» las denuncias sobre violaciones.
«Con una palabra o con tocarla en su cuerpo, sin que ella lo autorice, ya se está violentando sexualmente a una mujer. A la otra menor de edad casi que la desnudaron cuatro policías en la calle. A mi hija, entre seis policías, le volvieron trizas la dignidad», indicó.