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“La legalización es el camino”, Vicente Fox

¿Cómo se vinculó a este mundo de la legalización del cannabis?

Fue hace 10 años, cuando dejé la Presidencia. Formé una biblioteca en Guanajato que operaba como un centro de investigación y pensamiento. De ahí empezamos a desarrollar esta política sobre cómo la legalización de las drogas pudiera afectar la enorme violencia. Concluimos que la legalización sería importante para reducir los grados de violencia, reducir la criminalidad de los carteles, porque en esencia lo que hace es quitarle una gran parte de ingresos a esos carteles y pasarlos al Gobierno en forma fiscal.

Esto hizo que empezara a viajar a estados vanguardistas de Estados Unidos, a Portugal, a Países Bajos, a Canadá y tras ver los efectos positivos de la legalización y la regulación, me convertí en un activista.

Sin embargo, el tema de la legalización no es ampliamente aceptado en el mundo…

Digamos que por medio de los productos médicos se ha encontrado una fórmula. Todo esto porque los productos de cannabis medicinal no generan un shock en la opinión pública, y políticamente se ve como un mercado viable, positivo y ventajoso. Eso va ayudando a que los procesos que pasan de la prohibición a la regulación y legalización sean  mucho más sencillos.

Aún es muy complejo, porque la educación sobre el tema es un reto. Esto implica hablar de crimen, violencia, ilegalidad y educar para pasar a temas de paz y armonía. Esa transición está basada en que quien está trabajando en esta industria de manera ilegal tiene que transformar su mente y pensar que va a convertirse en una industria regulada, legal y llena de valores éticos y profesionalismo.

Usted siempre habla de educación y digamos que Khiron se convirtió en un pionero educativo, ¿por qué es tan importante este tema?

Khiron es un ejemplo de cómo se puede hablar de la regulación de manera ética. Tiene que haber resultados positivos que muestren que los productos tienen impacto favorable en la salud y hoy en día hay mucha gente que está convencida de eso en el mundo. Los seminarios y las conferencias han servido para que los que quieren hacer parte de esa industria digan, ‘ah, caray. Yo no sabía que esto iba tan avanzado. Yo no sabía esto… esto es novedoso’ y eso nos deja claro que el gran esfuerzo tiene que ser informativo y educativo para que la opinión sobre este cambio se convierta en positiva.

¿Cómo ve a Colombia en este terreno?

En un inicio, Colombia arrancó muy fuerte y se volvió el líder latinoamericano. Luego, los cambios de gobierno y en políticas públicas trajeron un freno. El país se quedó estancado. No avanza al mismo ritmo del arranque. Esto es delicado porque ya es hora de que Colombia piense  que esta industria sí se puede desarrollar más allá de lo político.

Colombia ya sabe que este es el camino, pero tiene que apurarle el paso. Para poner un ejemplo, México titubeó en el arranque, se pausó y cuando entendió que esta es una competencia de capitales extranjeros, volvió al camino y ahí va. 

¿Qué beneficios le reportaría al país esta legalización?

Este sector tiene un potencial muy grande en lo económico que a su vez lo convierte en generador de tecnología, de empleos, de dinero, de ciencia y conocimiento que atrae inversiones de manera dramática. A medida de que el capital e inversiones se han desarrollado, han venido apareciendo muchos productos para wellness y salud que han avanzado y tienen estándares altísimos de calidad. Si Colombia pierde el paso, se va a rezagar. Ya atrajo la mirada del mundo del capital y del dinero. Una vez que empiezas, no puedes parar.

Además el tema de cannabis medicinal tiene un impacto diferente…

Ya está demostrado que esto tiene un muy buen impacto en la opinión pública y que los enfermos lo reclaman porque han visto beneficios contantes y sonantes cuando usan productos buenos, no los fakes que desdibujan mucho a la industria. Los gobiernos tienen que regular y luego soltar la industria. Es el momento de aprovechar la oportunidad. México y Colombia están llamados a convertirse en líderes del mercado.

El Congreso recién aprobó la prohibición del consumo de estupefacientes en parques y cerca a los colegios, ¿esto termina afectando los procesos?

Esos debates orientan a la opinión pública. Pueden llevar a la gente a pensar que aquí hay algo bueno y novedoso, o generan un manto de duda. No hay que descubrir la rueda. Los legisladores colombianos deberían ir a Uruguay, a California, a Colorado o Washington o al mismo Portugal en donde se han regulado todas las drogas, no solo la marihuana. Con una buena regulación, las cosas caminan bien. Hay que abrir el mercado, los bancos…

La ruta es legalizar y regular, lo que trae beneficios en el mercado y aleja a los países de la violencia que genera la prohibición. En México, en la próxima legislación, se legalizara todo, la marihuana recreacional y la medicinal, lo que deja a Colombia de nuevo en desventaja, porque si su Gobierno no se pone presto a dejar las cosas claras, a legalizar y hacer lo que tiene que hacer, se va a quedar atrás.

Con prohibición, la gente vuelve a estar en los parques en los colegios, fumando y consumiendo y eso termina llenando las cárceles de gente que no debería estar allí, a un alto costo.

En Colombia se persigue el consumo y la fabricación desde una óptica ‘guerrerista’, ¿qué opina de esto?

La manera de manejar esto no es con garrote. Mira lo desastroso que fue el manejo de Felipe Calderón en México, que terminó desatando más violencia. Eso ya no es opción. Hay que desarrollar políticas acordes al liberalismo que impera en el mundo. Los jóvenes no quieren prohibición. Los jóvenes necesitan educación para poder elegir entre lo que les que hace bien y lo que no. El Gobierno tiene la mejor arma que es la inteligencia: regulen, que los ciudadanos son maduros y sabrán elegir entre lo que les afecta la salud y lo que no.

¿Algún mensaje para Colombia?

Invito al Gobierno de Colombia, a sus funcionarios y burócratas a que no detengan esto. A sentarse y ver con madurez los otros mercados. Hay que abrir el mercado financiero, el mercado de los bancos para que se integre esta industria o perderán la gran oportunidad de ser líderes de esta industria.

El Gobierno debe regular y desentenderse. Con una buena regulación, las cosas caminan bien.

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