La francesa Victoire Maçon es una modelo francesa que fue descubierta a los 18 años cuando hacía compras con su madre en París. Hija de un ingeniero y una artista, preparaba su bachillerato y soñaba con estudiar Ciencias Políticas, pero se dejó llevar por la promesa de las pasarelas y entró en la agencia Elite.
Luego de ser reconocida por haber hecho parte de desfiles para Alexander McQueen, Céline o Miu Miu en las pasarelas de Nueva York, Milán o París; ahora es conocida por haber caído en la anorexia, esto por cumplir los cánones de belleza para estar en el mundo de las pasarelas y ahora cuenta su historia en un libro.
Victoire se lanzó a un régimen de hambre basado en comer tres manzanas al día como único sustento. También pescado o pollo, pero solo una vez por semana. En aquella época, la exmodelo, que mide 1,78 metros, llegó a pesar 47 kilos.
“Cuanto más adelgazaba más gorda me veía”, explica la joven, que ahora usa la talla 38. Es lo que sucede cuando ves “imágenes todo el día que te confirman que la belleza es delgadez extrema”, afirma.
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Ahora la joven, de 23 años, celebra la nueva legislación francesa que, desde diciembre, obliga a las modelos a pasar un certificado médico que tiene en cuenta el Índice de Masa Corporal (IMC), aunque ella cree que la ley llega “diez años tarde”.
Dice que de estar vigente esta ley cuando ella debutó no habría podido trabajar: “un médico habría visto que tenía el pulso extremadamente débil, que perdía pelo, que tenía osteoporosis, que no tenía la regla. Cuando se tiene el rostro terroso, casi verde, se ve rápidamente que hay un problema”.
“Nadie me dijo que debía perder peso, pero me dijeron: ‘en septiembre harás las Fashion Weeks, la talla es 32-34 y debes caber’. Es en ese momento cuando tendría que haberme ido”, lamenta.
En su libro “Jamás demasiado flaca. Diario de una top-model” recuerda cómo veía a modelos comer frente a las cámaras durante los desfiles para después ir a vomitar al baño. Participar en sesiones fotográficos donde solo había comida para los fotógrafos. Desmayarse de inanición y fatiga en la calle en plena Fashion Week de Nueva York.
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