Es contradictorio en nuestra época de avances tecnológicos, de una sociedad ¨post moderna¨, ver la realidad actual de nuestro país, Colombia, la tensión, polarización, pobreza, hambre, inequidad y todas estas pandemias lastimosamente creadas por el hombre.
Einstein dijo: “que locura es hacer lo mismo una y otra vez y esperar resultados distintos”, por lo que debemos mirar modelos diferentes e implementar con mentalidad de urgencia soluciones para lo que se viene, por esto los invito a que miremos un ejemplo de modelo de desarrollo económico basado en solventar retos importantes de la sociedad. Es decir, buscar de manera auto sostenible impacto económico, también y en especial, impacto ambiental y social positivo.
El modelo de la doble espiral se basa en ayudar a seres en situación de vulnerabilidad, por lo que es clave en cada análisis encontrar a ese tipo de población, en este caso a empoderar a los campesinos. El siguiente paso es encontrar el mercado potencial que pueda jalonar el modelo auto sostenible necesario para que impacte a esa población en mención, específicamente la posibilidad del ingreso futuro del campesino gracias a una producción agrícola que contará con la asistencia técnica, financiera, social y de precios justos.
En este caso, para dimensionarlo, podemos usar las cifras de un estilo de intervención desde la visión del emprendimiento (Fintech Agrapp). Esta Fintech (Empresas Financieras Tecnológicas) ha logrado mejorar el ingreso promedio en 352%, es decir, que un campesino que gana 500 mil pesos pase a ganar 2,2 millones, generando por proyecto 4 empleos.
De este tipo de población el 14% no estaba bancarizado y el 38% habrían sido rechazados por el sistema financiero actual, es decir si lográramos replicar este modelo se podría generar un nivel de ingresos interesante para el país. Por ejemplo, si tomamos el 10% de los campesinos, es decir, 1 millón de campesinos, y se logrará una asistencia con el 60% de la efectividad del modelo de Agrapp, se lograría traer en ingresos 1,06 billones adicionales a lo que producen estos campesinos y con cerca de 2,4 millones de empleos nuevos.
Sin embargo este modelo puede explotar su potencial si se convierte en vehículos de impacto colectivo, es decir, si trabajamos en comunión, en este caso articulando al sector bancario con su potencia de financiación, las Fintech flexibilizando la posibilidad de dispersión de los créditos, los beneficios de los subsidios en las tasas del gobierno y su garantía en seguros y otros mitigando el riesgo, los gremios del agro que puede brindar más fácil los datos para hacer las apuestas en los cultivos adecuados, las fundaciones que tengan interés en el sector para ayudar a maximizar los diferentes tipos de asistencia que pueda necesitar el agro entre otros múltiples apoyos.
¿Qué pasaría si a los problemas grandes del país, escogiendo los más relevantes, con conciencia colectiva, le aplicáramos esta receta de trabajo en comunidad? Probablemente encontraríamos un modelo de desarrollo que aplica la ley universal de amar al prójimo, uno en donde encontrar nuestro propósito en la vida es ayudar a los demás.
Esta no solo es una postura personal, es algo que puede y debe ser implementado en los modelos de desarrollo económico, en uno que no se basa en el gasto, sino en la inversión, pasando de la asistencia al empoderamiento, de la diferencia a la unión. Podríamos crear unicornios, clústers de innovación social que traigan miles de millones de dólares de inversión extranjera, así como la posibilidad de ser un referente en el mundo de cómo hacer crecer un país de nuestras características a dos dígitos mientras mejoramos la vida de todos los que vivimos allí, en especial los que están en situación de vulnerabilidad.
Andrés Galindo / Director General Construyendo 500.001