¿Por qué votar «sí» al plebiscito?
Yo invito a votar «sí» porque, primero, he leído los acuerdos y no he encontrado nada que me aterre. No hay nada contra la democracia, las víctimas, o contra la propiedad privada. Lo que yo veo en los acuerdos es que consisten fundamentalmente en que las Farc desaparezcan entregando las armas, la coca y las minas a cambio de que les respetemos la vida y les permitamos hacer política.
Pero muchos colombianos han mostrado estar en desacuerdo con esto…
Yo entiendo el dolor, el resentimiento, el sufrimiento que hay alrededor de las Farc. Yo misma lo tengo, pero creo que nos conviene salir de las Farc de una vez por todas. Las Farc son una pesadilla en la historia del país, y sería una bendición deshacernos de una vez de la guerrilla, que se acabe el conflicto armado con las Farc y podamos afrontar como país otras prioridades. Por eso yo invito a la gente a que conozca los acuerdos y que diga «sí a la paz», porque entiendo que es el fin de la paz.
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Se ha formado una dicotomía en la que se asume que este plebiscito es entre la paz y la guerra. ¿Es esta una posición válida?
La posición tiene sustento, porque la Corte Constitucional nos dio las implicaciones del «sí» y del «no» desde el punto de vista jurídico. El «sí» implica que nos comprometemos a implementar los acuerdos de La Habana, y las Farc han dicho que solo se desarman si se implementan estos acuerdos. La consecuencia del «no» es que no se puede, será jurídicamente inviable implementar los acuerdos. Y si no se implementan, pues las Farc van a seguir y el conflicto armado va a seguir hasta que en teoría, alguien logre negociar unos mejores acuerdos.
Yo simplemente quiero recordarle a los ciudadanos que llevamos 32 años tratando de llegar a un acuerdo para el desarme de las Farc. Ocho presidentes distintos han intentado desarmar a las Farc, y ninguno lo ha logrado. Ocho años estuvo el expresidente Uribe intentando proponer a las Farc lo mismo que les propone hoy: que se vayan a la cárcel y no hagan política. No los pudo concencer en ocho años y no los va a poder convencer en un futuro. El acuerdo al que llegamos es este acuerdo de la Habana, y a ese tendremos que decirle «sí» o «no».
Se ve que las encuestas están muy irregulares. En unas gana el «no», en otras el «sí», los porcentajes son muy diferentes… ¿cómo ve su campaña el movimiento de la opinión pública?
Cuando salen cuatro encuestas con más de 30 puntos de diferencia y resultados contradictorios, francamente es difícil creerle a cualquier encuesta, ni a las en que gana el «sí» ni a las que gana el «no». Yo le hago un llamado a las encuestadoras para que acuerden unos mínimos criterios metodológicos porque una de dos: las encuestas están saliendo tan contrarias o porque hay errores metodológicos garrafales o porque hay sesgos políticos en medio, y ni lo uno ni lo otro le conviene a este debate. Las encuestadoras, que vayan a hacer su trabajo metodológico bien, y nosotros lo que debemos hacer es nuestro trabajo pedagógico bien, de explicar a los colombianos qué son los acuerdos, qué implicaciones tienen, invitarlos a que los conozcan y a que participen. Porque esa es la mayor victoria de los colombianos: que tendremos la última palabra en las urnas para decidir si aceptamos los acuerdos de La Habana y acabamos con las Farc, o los rechazamos y esperamos a que alguien en teoría llegue a mejores acuerdos.
¿Cómo se va a realizar esa campaña?
Primero, los acuerdos ya están publicados desde hace un año, así que cualquier persona puede leerlos por internet y lo revisa con detenimiento. Hay mucho material, escrito, en videos, en redes, infografías… Hay muchas maneras de comunicar este proceso y todo el mundo, los que están por el no y los que estamos por el sí, estamos tratando de hacer un esfuerzo pedagógico con argumentos. Hay gente que apela al miedo, a la mentira, pero yo creo que finalmente ese ruido va quedando atrás y la gente va a tener que informarse por su cuenta, así que el esfuerzo pedagógico es grande pero es el único posible en una democracia: que demos los argumentos y la gente decida por el «sí» o por el «no».
¿Qué ocurriría si en el plebiscito gana el «no»? ¿Qué seguiría para la Alianza Verde?
Lo importante es lo que sigue para el país: que las Farc no se desarman, no se concentran para desarmarse, no van a las zonas de concentración, no entregan sus armas a Naciones Unidas y no se destruyen esas armas. Segundo, la coca que se iba a empezar a erradicar manualmente con los campesinos que la estaban sembrando, manejados por las Farc, esa coca sigue ahí produciendo más gasolina para el crimen. Y tercero, se acaba el proceso de La Habana, se va a la caneca. Hay que esperar hasta el 2018, que se elija a otra persona que considere que podamos llegar a mejores acuerdos e inicie otro nuevo proceso de paz.