A través de artes escénicas y visuales como el teatro, la danza, la música y las artes plásticas, niños entre los 6 y 10 años de edad han podido participar en diferentes actividades para empoderarse acerca de sus derechos y no ser víctimas de maltrato en ningún contexto. La iniciativa nació de esfuerzos conjuntos entre el ICBF y la Corporación Gaia, que durante los últimos dos años han llevado a cabo el programa ‘Viajeros Valientes’ en instituciones educativas de Cali, Yumbo, Buga y Palmira.
“Les damos herramientas para que puedan estar seguros en cualquier contexto en el que se encuentren. ‘Viajeros valientes’ es una invitación a un viaje con la imaginación, los llevamos a varios escenarios donde experimentan, a través de diferentes artes, todos sus derechos y se apropian de ellos. En el Valle del Cauca hemos encontrado unos niños muy activos y pilosos, es maravillosa la sabrosura de este departamento”, asegura Natalia Cuenca, directora del proyecto.
Y aunque en la ejecución de la iniciativa han encontrado casos de maltrato físico en algunos pequeños con los que se debe activar de inmediato la ruta de atención, es quizá más frecuente el maltrato verbal y psicológico del que los padres, muchas veces, ni siquiera son conscientes. En los viajes imaginarios se logra que los participantes compartan sus experiencias y todo aquello que les genera incomodidad por parte de su entorno familiar y escolar, y se crean espacios de comunicación asertiva.
“Hay un nivel de maltrato fuerte, pero también encontramos muchos niños a quienes basta escucharlos para prevenir. El tema del maltrato no es solamente el golpe o la bofetada, lo que más los afecta es el maltrato psicológico y verbal: pareciera normal hablarles fuerte, decirles que son brutos, que no saben hacer algunas cosas. A veces los maltratadores no actúan de mala fe sino que no conocen la forma correcta de educar a los niños a su cargo”, dice la directora.
En los dos años que lleva ‘Viajeros Valientes’, con sus intervenciones semestrales ha logrado vincular a 1500 niños en el departamento y unos 4000 a nivel nacional. Para escoger las instituciones educativas interviene el ICBF con el aporte de información sobre las zonas de las ciudades en las que más casos de maltrato infantil se registran. Con el objetivo de lograr un proceso global, otro de los frentes de trabajo son los talleres con padres de familia, cuidadores y el entorno escolar.
“Al principio, los padres no eran receptivos. Cada vez que uno habla de maltrato infantil todos se ponen muy serios, creen que les van a quitar a sus hijos. Pero cuando entienden que se trata de llegar a acuerdos para tratarlos mejor, la cosa cambia. Hacemos énfasis en las rutas para proteger a los niños, entonces ahí notan que no se trata de atacar a los adultos sino conocer las formas de ayudar a sus hijos, vecinos y todos los niños que conozcan”, finaliza Natalia.
El ICBF tiene a disposición la línea 141 para atender casos de maltrato infantil y brindar asesoría sobre el tema.