Un grupo de venezolanos denunció hoy que fue desalojado de la terminal de autobuses de Bogotá, donde permanecían desde hace un mes, y ahora duermen a la intemperie en cercanías de ese espacio en occidente de la ciudad.
Cerca de 60 venezolanos, algunos de los cuales trabajan durante el día, se han instalado en las zonas próximas a la terminal mientras esperan que las autoridades les ayuden a solucionar su situación y con el temor de ser deportados.
«Anoche nos sacaron del terminal, estuvimos un tiempo allí siendo discriminados y recibiendo mucho maltrato de la seguridad privada del terminal. Ayer en la mañana nos alojamos aquí, vino la Cruz Roja y nos trajo comida», dijo a Efe Luis, un joven oriundo de Ciudad Guayana, en el estado Bolívar, fronterizo con Brasil.
Este joven, quien aseguró que era militar, señaló que crearon una «familia venezolana con gente de todas partes del país», con edades que oscilan entre los 18 y 69 años de edad, y cuyo número varía entre «40, 50 o 60 personas» en las noches.
«En el día vendemos caramelos, chocolates, (trabajamos) en lo que podamos», sostuvo Luis, quien indicó que salieron corriendo de Venezuela «por la situación» y aclaró que no esperan quedarse en Bogotá sino «seguir a otro país y ciudades en las que haya oportunidades».
Destacó que los vecinos los han apoyado con alimentos, mantas y bebidas para la noche.
«Hace mucho frío en las noches de Bogotá», afirmó el joven, quien confiesa que no puede regresar a su país por temor a que lo acusen de ser «traidor a la patria».
Por su parte, María Márquez, una colombiana que residió durante nueve meses en la ciudad venezolana de Maracaibo, adonde llegó en busca de «un mejor futuro», aseguró que no ha podido regresar a su Barranquilla natal por falta de recursos.
«Yo duré nueve meses en Venezuela y me trataron súper bien. No me discriminaron por ser colombiana como acá sí lo están haciendo», lamentó esta mujer, quien consideró injusto que «en Colombia discriminemos».
La gerente y representante legal de la asociación comunitaria de Ciudad Salite (Asosalitre), Marcela Ortiz, consideró compleja la situación de los extranjeros y lamentó que no exista «un plan de contingencia» ni protocolos para su manejo.
Ortiz advirtió que esta problemática «puede terminar en prostitución» o delincuencia.
Hace dos días, el director de Migración Colombia, Christian Krüger Sarmiento, manifestó que el país debe buscar las herramientas necesarias para «incorporar» a los venezolanos que llegan en busca de oportunidades en lugar de darles la espalda.
«No podemos darle la espalda a un país que por años arropó a nuestros connacionales», afirmó el funcionario al intervenir en la reunión extraordinaria de la Federación Nacional de Departamentos.
Según Migración Colombia, en el último mes el flujo de personas que cruzó diariamente los siete puntos fronterizos fue de cerca de 36.000 ciudadanos que ingresaron y 34.000 que salieron.
Datos oficiales indican que entre 300.000 y 350.000 personas ingresaron a Colombia desde Venezuela en los últimos siete años «con vocación de permanencia».