Las personas con sobrepeso se enfrentan a un montón de dificultades en muchas facetas de su vida: desde tener menos probabilidades de que les ofrezcan un trabajo hasta ser prejuzgadas como holgazanes o débiles de voluntad.
En las tiendas, por ejemplo, los vendedores tienden a mirarles menos a los ojos o a sonreírles con menor frecuencia.
Un experimento clandestino de compras ahora acaba de mostrar que los prejuicios se extienden incluso hasta la forma de los productos que le recomiendan a los consumidores: a aquellos clientes con mayor peso se les sugiere adquirir productos más redondos.
Cuando una actriz con un índice de masa corporal (IMC) que se encuentra dentro del rango saludable fue a comprar relojes o perfumes, los vendedores le ofrecieron una variedad de productos.
Dos investigadores encubiertos siguieron a la actriz sin el conocimiento de las vendedoras, para registrar cuán angular o redondos eran los productos que les ofrecían.
Luego, la actriz se colocó unas prótesis corporales creadas por profesionales para hacerla lucir obesa. Vistiendo la misma ropa que antes pero de una talla mayor regresó a las tiendas, seguida de nuevo por los investigadores.
En total hubo 37 encuentros con vendedores.
En cada uno de ellos recibió hasta tres recomendaciones sobre la compra de relojes o perfumes. Tras analizar los resultados, los investigadores descubrieron que cuando la actriz usaba las prótesis le recomendaban adquirir tanto relojes como frascos de perfume más redondeados.