Lo que parecía una conmovedora obra benéfica resultó ser una estafa en la que cayeron más de 14.000 personas y numerosos medios de comunicación en el mundo que informaron de la misma.
Todo comenzó en noviembre de 2017, cuando la pareja de estadounidenses Kate McClure y Mark D’Amico lanzaron una campaña en línea de recolección de dinero para Johnny Bobbitt, un mendigo que los había ayudado en una carretera cuando su auto se quedó sin gasolina.
Esa sería la forma agradecerle su ayuda.
La imagen de la campaña era una fotografía de McClure junto a Bobbitt, un veterano de guerra drogadicto que había estado viviendo en las calles durante varios años.
El texto de la campaña narraba que Bobbitt había usado sus últimos US$20 para ayudar a McClure y D’Amico, quienes se habían quedado sin gasolina.
La foto y los detalles de la historia tocaron el corazón de más de 14.000 personas, quienes donaron en total más de US$400.000. La meta original de la campaña era recoger solo US$10.000.
Con el dinero recaudado, McClure y D’Amico le compraron ropa y una camioneta a Bobbitt.
Además, les dijeron a los donantes que depositarían el dinero de la colecta en dos entidades financieras y que usarían una parte para contratar un abogado y un asesor financiero que ayudara a Bobbitt a manejar bien el fondo.