En las últimas semanas, los embalses de Bogotá han mostrado un leve aumento en sus niveles de agua. Sin embargo, esta mejora no es suficiente para resolver la crisis de agua potable que la ciudad enfrenta actualmente. La situación es alarmante, y las proyecciones realizadas por la Alcaldía generan inquietud. De acuerdo con las estimaciones, para octubre de 2025, los embalses del Sistema Chingaza deberían alcanzar al menos un 70% de su capacidad, un objetivo que parece difícil de alcanzar en este momento.
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Consumo y capacidad: un balance crítico
A pesar de los esfuerzos, el consumo de agua en Bogotá se ha mantenido en niveles controlados, con un uso diario que se sitúa por debajo de los 17 metros cúbicos por segundo. Según el último informe, el consumo fue de 15,74 m³/s. Este control es esencial para preservar los niveles en los embalses, especialmente mientras la ciudad espera la llegada de las lluvias. Las autoridades han subrayado la necesidad de continuar con esta tendencia para prevenir una reducción drástica en la capacidad de almacenamiento.
Niveles de agua en los embalses: un panorama desalentador
El más reciente reporte de la Empresa de Acueducto de Bogotá, con fecha del 2 de noviembre, indica que los embalses de la ciudad están operando al 44,79 % de su capacidad. Desde el 2 de octubre, estos niveles han disminuido casi un punto porcentual, lo que refleja un panorama preocupante. La diferencia entre el actual nivel y el 70% que se requiere es considerable, lo que plantea serias interrogantes sobre la gestión del agua en la capital.
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Estrategias para la conservación del agua
Ante esta crítica situación, el alcalde Carlos Fernando Galán, junto con el Gobierno Nacional, están desarrollando estrategias para fomentar la conservación y el uso responsable del agua potable. Estas acciones son especialmente relevantes en el contexto del fenómeno de La Niña que se aproxima, el cual podría afectar aún más los recursos hídricos de la región.
Una de las medidas que se están considerando es la recolección de aguas lluvias, que podría ser clave para evitar que los niveles de los embalses sigan descendiendo. Esta estrategia no solo busca aprovechar los recursos hídricos disponibles, sino también fomentar una cultura de sostenibilidad entre los habitantes de Bogotá.