El Universo siempre ha sido un enigma para la humanidad y está lleno de misterios que despiertan nuestra curiosidad y asombro. Recientemente, la NASA y la Agencia Espacial Europea (ESA) han llevado esta fascinación a un nuevo nivel al convertir datos astronómicos en sonidos audibles, permitiéndonos “escuchar” el cosmos.
Desde los acantilados cósmicos hasta el canto de la Tierra durante una tormenta solar, ambas agencias desafían nuestra imaginación y nos conectan con las estrellas como nunca antes, gracias a la sonificación.
¿Qué es la sonificación?
La sonificación es el proceso de traducir datos en sonidos. En el contexto de la astronomía, esto significa tomar datos obtenidos de observaciones espaciales y transformarlos en composiciones sonoras.
Y aunque el espacio es un vacío donde el sonido no puede propagarse de manera convencional, la sonificación permite que estos datos sean percibidos de una manera completamente nueva. De ahí que esta técnica haya sido utilizada para crear lo que podría considerarse como “música cósmica”.
¿Cómo lo lograron?
La NASA y la ESA utilizaron información capturada por telescopios y sondas espaciales para producir una serie de composiciones sonoras que nos permiten escuchar el Universo, una práctica no solo es fascinante desde un punto de vista científico, sino que también ofrece una experiencia estética única que puede ser apreciada por el público general.
Fue así como, en el marco del Día de la Música, la ESA compartió en Instagram una serie de videos en los que se podían escuchar combinaciones de sonido del universo. Esta iniciativa fue parte de una campaña para hacer más accesible el conocimiento científico y para despertar el interés del público por la astronomía.
La creación de música cósmica a partir de datos astronómicos es un proceso complejo que involucra varios pasos: primero, los datos son recopilados por telescopios y sondas espaciales (estos pueden incluir información sobre la luminosidad, el espectro de luz y las variaciones en el campo magnético, entre otros); posteriormente, estos datos se traducen en frecuencias de sonido audibles mediante algoritmos de sonificación. El resultado es una serie de composiciones que reflejan las características de los objetos y fenómenos astronómicos observados.
¿Qué sonidos conforman la Sinfonía del Cosmos?
Entre los sonidos compartidos por la ESA es posible encontrar varias piezas destacadas:
- Acantilados cósmicos: Una composición creada a partir de datos capturados por el telescopio James Webb.
- Terremotos de estrellas Gaia: Esta pieza refleja las oscilaciones y movimientos de las estrellas dentro de nuestra galaxia.
- El eco de Titán: Utilizando datos de la misión Cassini-Huygens, esta composición traduce las características atmosféricas de la luna Titán en sonidos audibles.
- El “cometa cantante” 67P/Churyumov-Gerasimenko de Rosetta: Captura las vibraciones y resonancias detectadas por la sonda Rosetta alrededor del cometa 67P.
- El canto magnético de la tierra durante una tormenta solar: Datos de varias misiones espaciales que “reflejan” las interacciones del viento solar con el campo magnético de la Tierra.
Estos sonidos, aunque no son grabaciones reales del espacio, ofrecen una representación auditiva de datos científicos que, de otro modo, serían inaccesibles para nuestros sentidos.
La fascinación por el cosmos
Civilizaciones antiguas, desde los babilonios hasta los mayas, desarrollaron complejos sistemas para observar y registrar los movimientos celestiales. Con el tiempo, la astronomía ha evolucionado y, en la actualidad, contamos con instrumentos sofisticados que nos permiten explorar el espacio en detalle.
Entre estos instrumentos, el telescopio espacial James Webb destaca por su capacidad para captar imágenes con una claridad sin precedentes y por su habilidad para detectar señales que han viajado miles de millones de años luz hasta llegar a nosotros.