El telescopio James Webb se ha destacado los últimos meses por capturar valiosas imágenes del espacio cargadas de una gran cantidad de datos importantes para los científicos, pero también ha captado impactantes paisajes que dejan asombrados a los aficionados de este tema. Y en esta ocasión logró llenar las expectativas de muchas personas ya que consiguió su primera fotografía de un exoplaneta, un cuerpo celeste de mucha importancia para la investigación espacial.
La mayoría de las imágenes de exoplanetas solo se han observado a través de caídas temporales en el brillo de las estrellas que los orbitan, y solo unas dos docenas han sido fotografiadas directamente. Pero el nuevo telescopio de la NASA logró sortear las condiciones y pudo captar nuevos datos de utilidad para los astrónomos.
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El planeta en cuestión se trata de un gigante gaseoso que orbita la estrella llamada HIP 65426 a unos 385 años luz de la Tierra. En la imagen captada aparece como una pequeña mancha cerca de la estrella brillante. El telescopio James Webb fotografió el exoplaneta utilizando su cámara de infrarrojo cercano y el instrumento de infrarrojo medio, cada uno de los cuales se centra en una emisión diferente de luz infrarroja.
Sin embargo, este exoplaneta no es nuevo para los astrónomos ya que fue descubierto en 2017 con un gran telescopio en Chile. Pero lo que sí es una novedad para la comunidad científica es la gran cantidad de datos que pudo captar el nuevo “juguete” de la NASA gracias a sus instrumentos infrarrojos.
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Para lograr esta proeza, el equipo de procesamiento y reconstrucción de datos tuvo que hacer un arduo trabajo para eliminar el brillo de la estrella cercana al exoplaneta. Luego de aplicar cuatro filtros diferentes, los científicos finalmente lograron obtener imágenes que revelan al planeta como una pequeña mancha de luz. La forma de la mancha varía en cada imagen, un subproducto de la óptica del telescopio, dijo en un comunicado Sasha Hinkley, astrónoma de la Universidad de Exeter en el Reino Unido.
Los datos de 2017 arrojaron que el exoplaneta es muy joven, de solo 15 a 20 millones de años (en comparación con los 4500 millones de años de la Tierra), y que debido a su naturaleza gaseosa, ciertamente no alberga vida. Pero gracias a esta nueva información proporcionada por el telescopio James Webb es posible que se tengan más detalles sobre su composición y su edad.