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Sí, es él... el Teo de la gente

La pasión por su equipo amado no tiene límites. Y el haber sido escogido como el mejor de la cancha, en el clásico costeño, así lo ratificó. Teo no tiene p

“Teo, ayúdame a recuperar a María”: Gutiérrez ni ha debutado, pero ya tiene compromiso

De entrada, a su llegada al estadio Metropolitano, sorprendió a más de uno con su nuevo look. Irreverente como ningún otro. Sabía que para el clásico costeño ante Unión Magdalena, debía brillar con luz propia. En su apariencia personal, y en la cancha. Todo tenía que estar en comunión para que la noche fuera perfecta. Un hombre curtido como Teófilo Gutiérrez, que ha jugado en las mejores canchas del mundo, sí que sabe de eso.

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En la previa del juego, en el camerino, sus palabras como líder natural, se convierten en un credo obligatorio. Todos escuchan, sin excepción. Es que, quien habla, no es un aparecido. No es un arlequín, con pelo pintado, ni uno que presume ser más que otro. Es el último gran ídolo rojiblanco. Es el que nos ha enseñado, con buen fútbol y sentimiento, amar a Junior en la última década de historia de este equipo. Es el gran Teófilo Gutiérrez.

Salta a la cancha, y aún sabiendo que no será titular, no deja de alentar a los once inicialistas. Y Daniel Rivera , sí que lo sabe.. “Vamos, cachaco hijue....” le dice Teo entre risas y aplausos. Dany se agranda y acelera el trote. Quien le habló fue el gran Teo. Nadie más. Y así con todos. Él sabe que no puede dejar de motivarlos. Es su esencia, única por demás.

Arrancó el partido ante Unión y a Junior se le vino el mundo. Este “ciclón” sopló tan fuerte, que ni Teo en el banco, daba crédito a lo que estaba sucediendo. El gol del “caballo” Márquez cayó como baldado de agua fría. Los ataques del rival no paraban y por poco, en la primera parte, Unión Magdalena, aseguraba ese clásico. Sin embargo, el as bajo la manga de César Farías, estaba para el segundo tiempo. En silencio, pero con el deseo de escuchar el llamado del técnico venezolano, esperó la orden. En cualquier momento podía pasar. Y pasó...

Como si hubiera sacado su perfume europeo del maletín, lo roció literalmente en el terreno de juego, y con su fragancia, enamoró a todos en el Metropolitano. Las pinceladas de buen fútbol aparecieron, y junto a “Cariaco” González, hicieron la fiesta en Barranquilla. Teo se vistió de héroe con el empate, un gol que no marcaba con Junior desde hace cuatro años y un poco más. Ese famoso coro de “goleador, goleador, ese Teo goleador” retumbaba en el coloso de la Ciudadela 20 de Julio. Fue una verdadera locura, que posteriormente alcanzó el clímax total, con la anotación del salvador, “Titi” Rodríguez, y el triunfo de Junior 2×1 en el clásico costeño.

Los abrazos al final no faltaron. Las cámaras siguieron al ídolo, a la figura de la cancha escogida por el público. Ese mismo que vino del banco, y lo solucionó todo. Hoy me pregunto, ¿Teo no puede ser titular? ¿Qué más le necesita demostrar a Farías para que el técnico entienda la importancia del crack desde el primer minuto? Es que la terquedad de los entrenadores es única. La madre si no, como decimos en la costa.

Llegó Teo de último al camerino, y la felicidad fue mayor. Farías lo espero en la entrada, y fue el primero en abrazarlo y felicitarlo por el tremendo partido realizado. Posteriormente el pelao Jordan Barrera, Javier Báez, y uno a uno, todo el equipo. Teo siguió arengando “esto es Junior, hijue...” . Para él, el partido no había acabado. Un sinnúmero de emociones que no tenían final. Y es que regresar a casa, después de tantas cosas vividas, de tantos intentos fallidos, por fin tenía su recompensa. No se ganó un título, pero sí mucho más el amor de su hinchada y el respeto de sus compañeros.

“Made in Chinita” luego pasó por la zona mixta. Habló entre risas, mamó gallo con la prensa barranquillera, y “coqueteó” cuando le preguntaron por su look. Fiel a su estilo respondió: “¿Tú qué piensas?" Jajajajajajaja ...Genio y figura, definitivamente.

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Así es Teófilo Gutiérrez, el Teo de la gente. Con ganas, garra y corazón, dispuesto a darlo todo por su Junior del alma. Un ejemplo de resiliencia, de fortaleza, en los momentos más difíciles de la vida. Y un verdadero ganador, con entrega y dedicación, para disfrutar de los gozosos.

Él es feliz. Barranquilla también.

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