Opinión

Cómo no perderse en el intento: diálogo de un gay buscando empleo

Los datos muestran que acceder y permanecer en el mercado laboral formal de manera igualitaria es más difícil para una persona LGBTIQ+. Juan Carlos Prieto García reflexiona sobre el buscar trabajo defendiendo la bandera arcoíris.

Inclusión Laboral LGBTI+ Orgullo LGBTI+ (Dreamstime)

Sin duda ser homosexual en un mundo capitalista y consumista aporta un grado de tranquilidad para quienes nos hemos construido una “cierta normalidad” en unos contextos de privilegios y de alguna manera, mimetización en el mercado laboral. Si eres un gay que ha estudiado, resulta más sencillo moverse en estándares socialmente aceptados y más si puedes llegar a fingir ser hetero con familia o novia imaginaria. Puede ser tanto así, que la búsqueda laboral no es tan tortuosa a pesar de vivir en un país como Colombia, en donde el mercado laboral es escaso.

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Pero, ¿esta es la realidad para el resto de las identidades sexualmente diversas?; ¿es posible tener unas condiciones medianamente dignas para garantizar una calidad de vida que supla, por lo menos, todas las necesidades básicas? Estoy seguro, que tanto usted como yo, de manera contundente, afirma que no. La Dirección de Diversidad Sexual de la Secretaría Distrital de Planeación, en su documento “Diagnóstico y recomendaciones para la inclusión laboral de los sectores sociales LGBTI”, afirma que: “En Colombia tener una identidad de género o una orientación sexual diferente a los patrones tradicionales (…) implica mayores dificultades para que las personas terminen sus procesos de formación y, en consecuencia, para desarrollar competencias que les permitan acceder y permanecer en el mercado laboral formal de manera igualitaria”. En síntesis, es una fórmula sencilla que se convierte en un círculo eterno de frustraciones: sin formación las oportunidades son mínimas, sin experticia no hay vacante que te permita lograr unas pequeñas condiciones de vida.

Esto sin sumar la cantidad de imaginarios y representaciones sociales negativas que atraviesan las vidas de las personas sexualmente diversas: “¡Eso fijo me cae, pues todos los gais son así!”; “Yo soy capaz de enderezar a esa mujer, porque lo que le falta es un hombre como yo en su vida”; “Pero… ¿eso es un hombre o una mujer?”; “Nunca una mujer de esas llegará a ser tan mujer como yo”; “Uno nace hombre o mujer, pero no así”; “¿Ellos entran al baño de hombres o mujeres?”; “¡Ay no!, ¡hasta donde hemos llegado en esta oficina con el cuento de la diversidad!”; “No es que yo sea homofóbico, pero tampoco tan amigos”.

Pero bueno, ¿a qué viene todo esto?, sencillo; después de 13 años de una estabilidad laboral, hoy me encuentro buscando mejores oportunidades para mi desempeño profesional y, claro, por mi cabeza pasan miles de pensamientos que intentan quitarle la paz a mi corazón. ¿Será que a mi edad podré ubicarme en un lugar que me permita continuar la vida que he venido construyendo?; ¿seré capaz de enfrentar nuevos retos con mis capacidades?; ¿me demoraré mucho tiempo en volver a una oficina?; ¿será que ser un homosexual tan visible me puede cerrar puertas? o ¿me tocará ir en contra de todas mis formas de actuar y relacionarme con las demás personas?

Pues querida o querido lector, aunque no tenga la verdad revelada, la clave está en la mente, en la intuición, en la introspección; en creerte el cuento, en creer en ti y en todo lo que has construido y trabajado; en lo mucho que has aportado a este país y en la posibilidad de crear comunidad. En mi caso, seguro estará el privilegio de ser quien soy, pero también sepan que donde esté mi bandera arcoíris, esta será la mejor carta de presentación al lugar que llegue.

Nunca tengamos miedo ni pena de ser quienes somos y como diría La Agrado en la película de Almodóvar, “Todo sobre mi madre”: “Una es más auténtica, cuanto más se parece a la que ha soñado de sí misma”. Y si además, dentro de nuestras posibilidades, apoyamos a nuestra gente, a nuestras hermanas y hermanos a abrir camino pero también a que ellas y ellos lo abran a otras personas, habremos triunfado desde lo personal pero también desde lo colectivo en este mundo tan individualista y mezquino con la otredad.

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