La Administración distrital de Carlos Fernando Galán, a través de la Secretaría de Desarrollo Económico (SDDE), anunció la entrega de créditos supuestamente “más accesibles” para los negocios locales y las micro, pequeñas y medianas empresas de Bogotá (Mipymes), sin embargo, la realidad es que estos “incentivos” no generan la cobertura necesaria para garantizarle el acceso a la mayoría de los empresarios y así tener realmente un apoyo económico que les permita crecer. Por el contrario, dicha apuesta incentiva el endeudamiento, beneficiando en mayor medida al sector financiero con los recursos públicos entregados por la ciudad.
Se trata del Convenio Interadministrativo No. 1054-2024, el cual tiene por objeto “Aunar esfuerzos entre la SDDE y Bancóldex para poner en marcha líneas de crédito dirigidas a Negocios Locales y Mipymes domiciliadas en Bogotá D.C., que requieran recursos para financiar sus necesidades de capital de trabajo, modernización, sustitución de pasivos, y proyectos de innovación y sostenibilidad”. Dichos créditos consisten en incentivar los apoyos en dos líneas de crédito: la primera, denominada “Al punto Bogotá se reactiva MIPYMES”, en donde la SDDE va a otorgar un cupo de $21.100 millones a través de Bancóldex, para que sean entregados a las microfinancieras y entidades bancarias y, a su vez, estas otorguen créditos con tasas “más bajas” que las fijadas por el mercado a los negocios locales y a las micro, pequeñas y medianas empresas, hasta por $70 millones si es a través de microfinancieras o $100 millones si es mediante entidades bancarias; la segunda, denominada “Al Punto Bogotá se reactiva MIPYMES ALTO IMPACTO”, a través de la cual se va a otorgar un cupo de $13.300 millones para que las entidades financieras otorguen créditos de máximo $600 millones, solo a las Mipymes de alto impacto en Bogotá.
Estos créditos, que se otorgarán principalmente para capital trabajo, sustitución de pasivos, modernización, vehículos financiables y proyectos de inversión, tienen el problema de que no benefician realmente a los negocios locales o a las Mipymes, pues para la primera línea de crédito, dividiendo los $21.100 millones entre los $100 millones máximos a los cuales pueden acceder las unidades productivas, teniendo en cuenta que es más probable que se recurra a las entidades bancarias reconocidas, apenas beneficiaría a 211 negocios locales y Mipymes. Asimismo, para la segunda línea, dividiendo los $13.300 millones entre los máximos $600 millones a otorgar, ya que, como son negocios de alto impacto, los recursos necesitados son mayores, apenas serían 21 los beneficiados.
Dichos “incentivos” desconocen la realidad de Bogotá, pues de las 357.793 empresas que hay (a junio de 2024), 354.572 son Mipymes (99.1%) y tan solo 3.220 son grandes empresas (0.9%). Esto refleja que los recursos son insuficientes para incentivar la economía de la ciudad, pues las Mipymes generan alrededor del 80% del empleo en Bogotá. Sin embargo, tales recursos sí terminan beneficiando a las entidades bancarias, ya que no son los recursos propios los que están prestando, sino los recursos públicos y, pese a pagar algunos intereses por el dinero que entrega la Secretaría, la verdad es que los bancos no corren el riesgo de la pérdida de la inversión, pero sí ganan un porcentaje por las tasas cobradas, que no puede ser menor al 1% mensual y cuya negociación es libremente realizable entre la persona beneficiaria de esta línea y el intermediario financiero. Entonces, ¿qué garantiza que no se sigan cobrando intereses de usura en los créditos que se van a entregar a los microempresarios?
Adicionalmente, la SDDE sacó una campaña denominada “Cierra la Llave al gota a gota”, mediante la cual se suscribió un memorando de entendimiento con el fin de fomentar la inclusión financiera de los negocios locales a través de la socialización, promoción de la vinculación y participación de estos en plataformas de servicios como MONET. No obstante, pese a que no se ejecutan recursos entre la plataforma y la SDDE, sí se publicitan estas billeteras digitales para incentivar el endeudamiento con el sector formal y digital, acrecentando las ganancias de las plataformas y sin que existan garantías reales para prevenir el “gota a gota”, pues esta campaña no pone a disposición las herramientas legales o financieras para evitarlo.
En conclusión, los incentivos de la SDDE son escasos, poco reales y sus condiciones son similares a las del mercado actual, esto demuestra cómo la Administración distrital no quiere incentivar a los micros y pequeños empresarios de la ciudad, pues las únicas medidas para el crecimiento de estos sectores no pueden depender del endeudamiento y del crecimiento del sector financiero. Se deberían crear convenios o licitaciones directamente con los empresarios, incentivar la publicidad de los negocios y disponer de más espacios de formación que les permita tener herramientas clave en términos contables, financieros y económicos, promoviendo así la confianza en el potencial de los diversos sectores económicos de la ciudad, generando valor y empleo. Esto sí seria fomentar el desarrollo económico de Bogotá y potenciar las Mipymes.