Hay algo muy claro, y ratificado en el trasegar del tiempo en el mundo Junior. Aquí nada es fácil. La famosa frase del campeón Edgar Perea encaja en todo sentido: “A JUNIOR TIENES QUE MATARLO”. Y es que ni con malas mañas tanto en lo deportivo como en lo administrativo, lo han podido superar. Para eso, en el club rojiblanco, también se preparan. Nada puede quedar en el aire. Nada.
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Digo esto sólo para dejar claro que, aunque las reglas de nuestro fútbol colombiano tengan vacíos incoherentes, son reglas que hay que aceptar. Es la ley. Y bajo esa misma premisa, hoy la afición tiburona goza porque se ratificaron los tres puntos ganados en la mesa a Nacional, y porque su equipo, con buen fútbol, de menos a más, derrotó al Pereira y, hasta ahora, tiene tiquete directo a la fiesta de fin de año de la liga parte II.
Pero esto no para. Aún no. Si bien el objetivo se ha alcanzado, en un porcentaje moderado, Junior tendrá ahora la misión de mantenerse en el grupo de los ocho mejores. Pueda que en el papel, el equipo que dirige César Farías, tenga una leve ventaja en el calendario (tiene 3 juegos en casa, de los cinco a disputar), pero aún no para cantar victoria. En la previa de cada compromiso se podrá decir hasta más no poder, pero en la cancha es a otro precio. Las circunstancias son otras que, inclusive, pueden generar una mala pasada. De eso también hemos visto mucho en Junior.
En la columna anterior les hablé sobre suposiciones, sin contar con los puntos ganados a Nacional y Pereira. Hoy, ya de este lado, en total, Junior suma 22 puntos, ubicándose en la séptima posición de la tabla. Ahora el panorama pinta mejor, pese a que las “culebras mapanas rabo seco” que tiene en casa, no serán presa fácil: América, Millonarios y Cali. Y hablo primero de ellos, porque tendrán que venir a Barranquilla a defender sus intereses. Como ley del fútbol, la casa se respeta, y en esa misma línea, Junior debería imponerse con lujo de detalles. Estaríamos hablando de nueve puntos que le asegurarían definitivamente su clasificación. Sin depender de nadie.
Y tiene dos partidos fuera del Metro, Envigado y Once Caldas. Dos realidades distintas: uno, clasificado, y otro, luchando por no descender. Pero al fin y al cabo, dos otras culebras para el onceno barranquillero. Como lo ven, nada fácil.
Hoy Junior tiene todo a la mano, en medio de este complicado final de la fase regular, para clasificar . No es un secreto. Está dentro del grupo de privilegio y con tres partidos de local para mantenerse en la pelea, sin oír o ver otros partidos en disputa. Por fortuna, ya los jugadores se la están creyendo, y su afición vibra con el resurgir de su equipo. Hay sinergia, como hacía rato no se veía.
Todo pinta bien.. Hasta ahora, todo pinta bien.