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Opinión: ¿Será que volvió “el hombre del maletín”?

Tras la desastrosa presentación del árbitro Jhon Ospina, luego del partido Junior 3-4 Águilas Doradas, muchos fueron los análisis y comentarios que se hicieron de su trabajo. Y si bien la directiva rojiblanca elevó su protesta ante la Dimayor, por el pésimo desempeño arbitral en ese juego, la gran pregunta en Barranquilla es, ¿quién estuvo detrás, en contra del tiburón? Por: Emel Alvear Cueto

Al árbitro Jhon Ospina, sus asistentes y a varios jugadores los agarró el lunes sin poder salir del estadio Metropolitano de Barranquilla.
Jhon Ospina (ALEJANDRO PAGNI/Getty Images)

Un 31 de octubre de 2007, a un mes y cinco días de cumplirse 17 años ya, Carlos “El Pibe” Valderrama, asistente técnico para la época de Junior, culminado el juego entre los tiburones y el América de Cali, explicó, fiel a su estilo, por qué le había sacado un billete de $50.000 a Óscar Julián Ruíz, árbitro de ese compromiso, en medio de una trifulca que se formó tras un fallo arbitral que dejaba al club barranquillero fuera del grupo de los ocho mejores y sin opción de clasificar.

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“Esta es la hora del maletín”, puntualizó “el mono” Valderrama, un contundente y revelador comentario que dejó al descubierto en la arenosa, quizás, un secreto a voces para aquella ocasión. Y si bien su argumento careció de pruebas para iniciar una investigación, todo quedó en calentura de partido, en buenos términos, como hombres de fútbol.

Evoco el tema sólo como hecho anecdótico, molesto, eso sí, por una situación similar con actores y piezas totalmente diferentes. Es que parece que el fútbol, con el transcurrir del tiempo y con todos sus avances en materia tecnológica, ha perdido su esencia. El trabajo del colegiado Jhon Alexander Ospina, junto a su grupo de asistentes y VAR, en el juego Junior vs Águilas Doradas, así lo ratifica.

Que todos somos propensos a cometer errores es tan cierto como que el agua moja. Pero si hoy por hoy la tecnología en el fútbol te permite enmendarlos, ¿por qué no haces uso de la herramienta? Sucedió que Ospina, en lo que pareció ser una clara conducta dictatorial, no revisó ni solicitó revisar el VAR tras la evidente mano de Guillermo Celis dentro del área, que hubiera permitido para Junior, con un penalty sancionado, terminar posiblemente el partido empatado.

Luego, los miles de análisis a favor o en contra. Que si fue o no intencional, punible, no punible, que el movimiento del brazo, que sí obstruye o no la trayectoria, que sí el teorema de Pitágoras aplica, en fin... ¡FUE MANO! Mucho más clara, inclusive, que la que le pitaron a Víctor Cantillo en el gol anulado a Junior en el primer tiempo. “MANAZA”, dijo César Farías, técnico rojiblanco en la rueda de prensa al finalizar el compromiso. Y entonces, ¿para qué estudiamos? Razón tenía Eduardo Luis, relator de Win Sports, cuando le consulté sobre el tema: “Hay una diferencia entre leer el reglamento y aplicarlo. No es lo mismo conocer el reglamento que arbitrar”. Palabras más, palabras menos, muchos de ellos se quedaron en la teoría, y se rajaron en la práctica.

De las otras acciones, ni qué decir. Especialmente la del penalty que le cometieron a Marco Pérez, que por poco le vuelan literalmente el cuello. Ospina no la vió, y sólo porque el grupo VAR le advirtió, siete minutos después, lo sancionó. “¡Puro puchuchito!” decía mi papá cuando veía situaciones como estas, de no creer.

Me pregunto entonces, ¿qué hay detrás de tanta vaina en contra de Junior? ¿Envidia? ¿Odio? ¿Rabia? ¿Venganza? ¿Infidelidad? ¿Por qué no quieren ver feliz al tiburón? Acaso no representa nada para el país? ¿O la orden es acabar económicamente con los Char a como dé lugar? Para verdades el tiempo, y cuidado, que en tiempos de brujitas, “el hombre del maletín” siempre saca sus armas. En Colombia, eso es normal.

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