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Opinión: ¿Será que en Junior hay vagos?

César Farías no se fue por las ramas, y cantó la tabla en público: “los vagos no tienen cabida en mi equipo”. Por: Emel Alvear Cueto

No cabe duda que la vida es de sacrificios, y cada uno de ellos te permitirá crecer y marcar la diferencia en el ámbito en el que te mueves. En el fútbol, no es la excepción, y eso, César Farías, técnico de Junior, lo tiene muy claro desde su arribo a la ciudad de Barranquilla, cuando llegó con la intención de “apagar el fuego” dejado por Arturo Reyes.

Y es que su llegada al onceno rojiblanco se ha visto enmarcada por un par de situaciones casi que “normales” en Barranquilla. Pisó tierra en un equipo al que se le volvió costumbre no hacer pretemporadas a la altura de un grande, dejando atrás aspectos tan importantes como la fuerza y entrega en los entrenamientos, de esos a los que nos habituamos a ver en la vieja escuela. Jugadores en zona de confort, como también otros que, sin ganar nada aún, ya tienen la fama de “desordenaditos”. Y les cuento que, esa lista en Junior, es bastante grandecita. Tienen tantos espejos rotos en la historia del tiburón, ¿como para verse reflejado en uno de ellos? ¡No hay derecho!

En tan sólo 15 días de estar en la arenosa, a Farías le ha tocado hablar con todos, uno a uno. Y aunque “el desordenadito” rindió sus descargos (dijo que estaba en su día libre), la apretada en los entrenamientos para él y el resto del plantel ha sido fuerte, a doble jornada, con el firme objetivo de recuperar lo perdido, y tener claro que existe la convicción por parte del cuerpo técnico de cumplirle la palabra a don Fuad Char: ser campeones de la liga en diciembre.

Para verdades el tiempo. Lo normal ante tanto sacrificio son los buenos resultados. Pero en el mundo Junior cualquier cosa puede pasar. Es aquí donde yo me pregunto, ¿Qué prima más en el club de los amores de los barranquilleros, la mano fuerte o la mano blanda? ¿O tocará entonces manejar el famoso equilibrio emocional en ellos?

Claro sí es que con Farías no hay espacio para el pechiche, para el vago, para aquél que sólo llegó a entrenar, vivir de las redes sociales y facturar. El de shopping. Sólo ponerlo en práctica le servirá para labrar su propio camino rumbo al éxito.

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