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En la carrera del cáncer, todos competimos

Ni a los hombres y mucho menos a las mujeres nos enseñaron que, así como los senos, los testículos de los varones también pueden tener variaciones.

Decir que el cáncer de mama es un cáncer de todos tiene mucho sentido. Por un lado, los familiares también somos un agente de ayuda para recordarles a nuestras mujeres lo importante que es tocarse. Pero tocarse ha tenido culturalmente una barrera, porque se relaciona o se relacionaba con algo obsceno; pero tocarse es maravilloso para la salud de las mujeres y para su autoconocimiento. En definitiva, la autoexploración es el mejor camino para prevenir el cáncer de mama.

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Por otra parte, el cáncer le puede tocar a cualquiera, y el cáncer de mama no es exclusivo de las mujeres, porque también lo padecen hombres, en menor número, pero no es exclusivo de género. Según las estadísticas de la OMS, el cáncer de mama es la segunda causa de muerte en mujeres con cáncer, pero aún existe mucho desconocimiento al respecto.

El cáncer de mama no tiene discusión porque no discrimina, afecta a mujeres en múltiples edades y orígenes, cada caso e historia puede ser diferente, pero es muy valioso conocerlos, pues cada rosa representa una vida y una lucha.

Por ser uno de los que más cobra vidas, tiene mayor exposición, campañas de prevención y acciones mediáticas que le dan una gran visibilidad, pero sin desconocer ello, también hay que fijar los ojos en otros tipos de cáncer que constituyen un gran factor de riesgo para las mujeres y para los hombres.

El capítulo de los hombres es una caja que aún no se abre del todo. He consultado a varias madres sobre el cuidado que deben tener con sus hijos varones y el tema es aún desconocido. A los hombres no nos enseñaron a tocarnos porque, vuelvo al punto, tocarse fue señalado como algo negativo y no como una manera de reconocer que nuestro cuerpo habla y nos envía señales todo el tiempo.

Ni a los hombres y mucho menos a las mujeres nos enseñaron que, así como los senos, los testículos de los varones también pueden tener variaciones en tamaño, textura y forma. Nunca nos fijamos en ello, sencillamente porque nunca lo supimos. Los testículos deben estar parejos en tamaño y forma, y cuando tienen alguna variación es una señal de alerta que debe consultarse urgentemente con el urólogo. Aquí también actuar a tiempo salva vidas

¿Cuántos hombres y mujeres sabíamos esto? Algunos podrían restarle importancia porque no hay estadísticas alarmantes, pero la verdad es que es tan silencioso que si es detectado de manera tardía podría haber impactado otros órganos. Le pasó a mi tío Félix, quien falleció por un cáncer avanzado que había comenzado con un testículo que cambió de forma, tornándose grande y con la textura de una bola de béisbol, es decir, muy duro.

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Lo sé también yo, que he sobrevivido al cáncer, he conocido el poder de la quimio, pero que por respeto a los tan variados casos que veo, no hablo mucho del tema, porque cada caso es diferente. ¿Será que seguimos en la era de piedra mental? ¿Será que inducir a los hijos (hombres y mujeres) a tocarse seguirá siendo un tabú que al final nos podría pasar la cuenta?

¿Tendrá que ser considerado como una lucha? O como me dijo el gran Pau Donés en una entrevista en 2017, “nosotros no luchamos, convivimos con el cangrejo”. Y la manera de convivir más amable, sencillamente, es explorándose, tocándose y salvándose.

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