Cuando se habla de Daniela con los amigos o de manera desprevenida, todos acotamos frases como “es una dura”, “mucha tesa”, “qué vieja tan berraca”. Y sí, así es Daniela Álvarez, una mujer admirable en todo sentido.
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Recordemos que Daniela es periodista y modelo y que fue Miss Colombia en 2011. Por cosas del destino tuvo que someterse a 5 cirugías en apenas un mes; inicialmente solo iban a extraer una masa extraña en su abdomen, pero todo se complicó porque estaba pegada a la aorta. El resultado final fue la amputación de su pierna izquierda, una medida extrema pero la única opción que los cirujanos dieron para salvar su vida.
Desde entonces, Daniela ha demostrado todo su tesón, porque no es nada fácil para nadie tener que ceder alguna parte de su cuerpo ante una enfermedad o por la razón que sea, y sin restar importancia a otras situaciones similares, su caso podría tornarse más fuerte por su exposición pública y su estrecha relación con las cámaras.
Es tremendamente carismática, me la encuentro en un corredor del Exma y, sin habernos visto nunca, la saludo y ella me responde con una sonrisa imperiosa. Cruzar un par de palabras me hace recordar a los amigos de la infancia, como si Daniela fuera una de esas amistades eternas, esas a las que les contamos todo lo que nos pasa. Viene acompañada, o mejor, escoltada por su familia, y yo no sé a dónde mirar, porque intento descubrir quiénes la acompañan. Nos perdemos en un corredor y me dirijo a escuchar su charla. Minutos después, Daniela se para en el escenario como si nada, ella lo domina y, sin miedo, se lanza preguntándole al público:
¿Quién disfruta los fracasos o quién disfruta una vida difícil?
Dos preguntas en una que inmediatamente me abren un cráter en la cabeza. Semejante pregunta, para la que nadie tiene una respuesta, porque, ¿a quién le gustaría vivir en medio de la dificultad?, pues claramente a nadie, pero cuando ella cuestiona puedo advertir que su interrogación trae consigo todo el sentir de lo que ha vivido desde aquel tema médico. Ya con esto puedo ver que por más que exprese claramente su resiliencia, ha pasado por momentos muy profundos, de seguro viajes incesantes entre sus emociones, pasando por el dolor, la resignación y la misma resiliencia.
Cuando nos saludamos en el corredor no le vi tristeza oculta, sentí un espíritu tranquilo. Creo que Daniela viene a ayudarnos a todos los humanos a traspasar las fronteras y los límites mentales que nos hacemos todos los días ante las situaciones adversas o las cosas que en nuestra mente no son las correctas, pero que tal vez en lo real podrían estar en un orden perfecto.
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En medio del resumen de su charla deja algunas frases que por supuesto también nos ponen a reflexionar.
“Aprendí que los momentos duros de la vida son los que realmente te enseñan cosas que el éxito no te va a enseñar”. Llevo tiempo peleándome con aquello de que para vivir bien tenemos que hacer sacrificios o pasarla mal, pero Daniela se refiere a la humildad para aprender de los momentos no tan amables que podría traer la vida. Y la más poderosa e impactante: “las batallas se libran y se pierden en la mente”.