Opinión

Los errores de la Ministra de Trabajo en el segundo intento de reforma laboral

Juan Manuel Guerrero, Socio Director Guerrero & Asociados y especialista en Derecho Laboral Individual, Colectivo y de Seguridad Social, analiza la propuesta de reforma laboral del gobierno

Archivo - Miembros del Gobierno de Colombia, entre ellos el presidente Gustavo Petro, presentan el proyecto de reforma laboral. PRESIDENCIA DE COLOMBIA - Archivo

Además del error político de radicar el proyecto de ley a escondidas de la opinión pública e incluso de la misma bancada de Gobierno, la Ministra de Trabajo, Gloria Inés Ramírez, insiste en el error estratégico de presentar una reforma que, en esencia, es similar a la que se hundió el periodo legislativo pasado, en la que hace pocas “concesiones”, y agudiza las los problemas técnicos y de conveniencia que tenía la reforma, especialmente en el capítulo de derecho colectivo.

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En este punto debo señalar que el segundo intento de reforma laboral del gobierno del presidente Petro nuevamente se fundamenta en un texto astutamente antitécnico y no resuelve los problemas del mercado laboral: la informalidad y el desempleo. En este punto debe llamarse la atención en que los tímidos avances en la reducción del desempleo en el país se presentaron bajo las reglas de juego actuales, por lo que un cambio de enfoque en el modelo laboral no solo puede no tirar a la basura esa reducción, sino incrementar esta problemática. Recordemos que el propio Banco de la República hizo referencia precisa a que la reforma laboral pondría en riesgo aproximadamente quinientos mil empleos formales, estudio que ha sido respaldado por investigaciones adelantadas por la ANDI, FENALCO y FEDESARROLLO.

Pareciera que la misma ministra se creyó el cuento que cerca del 80% de la reforma laboral estaba acordada, tal y como lo señalaron los ponentes de la bancada de Gobierno. Nada más alejado de la realidad. También ignora la realidad misma de la Comisión VII de la Cámara de Representantes, donde el Gobierno Nacional tuvo grandes dificultades para tener quórum y tener la fuerza política que requiere una reforma de este tipo. Lo que indica que este nuevo round podría no ser diferente y que el Gobierno tendría problemas, inclusive, para lograr tener las mayorías que necesita y aprobar una reforma se fundamenta no en criterios técnicos, sino en la cercanía de la Ministra y el Gobierno con una parte del sindicalismo colombiano. Aquí la Ministra peca por ingenuidad.

De igual manera, por el mismo origen sindical de la agenda política de la ministra es claro que no está dispuesta a hacer concesiones en las que considera sus líneas rojas, principalmente en el capítulo colectivo, y de forma preocupante en lo que respecta al derecho a la huelga, la huelga en servicios públicos esenciales, la flexibilización de requisitos de votación y aprobación de huelga, la negociación colectiva multinivel, la prohibición de contratos sindicales y de pactos colectivos. Estos puntos son los que nos hacen concluir que esta reforma busca un modelo laboral colectivo en el que las decisiones sean tomadas por las minorías, sino que le arrebata el derecho constitucional de negociación de las condiciones laborales a los trabajadores no sindicalizados.

Sobre ese punto, sorprendería que pueda sacar adelante estos artículos en primer debate debido a las posiciones en contra que han asumido varios miembros de la Comisión VII de la Cámara de Representantes. Recordemos que fueron estos artículos los que terminaron por romper al grupo de ponentes en la legislatura pasada y constituyeron el punto de inflexión para que el Partido de la U y el Partido Liberal radicaran ponencias alternativas. También sorprende que sea la propia ministra quien llame a un diálogo nacional, pero sea la primera en no querer hacer concesiones sobre los puntos de mayor impacto en la reforma, radicando el proyecto de ley a escondidas y sin concertación tripartita (predican, pero no aplican). Sin lugar a duda, esta es su más grande contradicción y puede llevar a Colombia a un escenario de alta conflictividad laboral.

En suma, la ministra cometió cuatro errores que pueden costar el trámite de la nueva reforma laboral: i) radicar a escondidas su nuevo proyecto de ley, dejando claro cuál sería el talante de la discusión; ii) insistir en un texto similar al anterior; ii) considerar que la reforma está principalmente acordada; y iv) no estar dispuesta a hacer concesiones sobre las líneas rojas de su agenda cuyo origen es el movimiento sindical.

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