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El Tour de Francia desde adentro

La serie del Tour de Francia nos sumergirá en los dramas personales de los ciclistas, pero, además, los protagonistas también serán los equipos

El ciclismo ha sobrevivido tradicionalmente bajo un modelo de negocio muy simple: las estructuras deportivas y los corredores son esencialmente vallas ambulantes que van de carrera en carrera, de ciudad en ciudad, llevando la marca de sus patrocinadores. Esto significa que enteramente depende de la “voluntad del mercado”, y los equipos pueden aparecer y desaparecer con mucha rapidez por ese flujo inconstante de dinero. Cada año se juegan su supervivencia.

Vivimos una época donde la exposición en redes y la creación de material audiovisual se convirtió en algo esencial para sobrevivir en cualquier modelo de negocio, mucho más en el ciclismo, como ya lo advertí. Los equipos iniciaron un manejo de redes mucho más propositivo y por ello debemos celebrar la llegada de una serie como ‘Tour de Francia: En el corazón del pelotón’, porque, se quiera o no, hay que felicitar al buen manejo de comunicación del esquipo Movistar tanto en redes sociales como por tener una buena idea como lo fue ‘El Día Menos Pensado’, una primera piedra que demostró que hay un público para el ciclismo más allá de las carreras.

En los primeros episodios de ‘En el corazón del pelotón’ vemos que la serie no está dirigida al público “no sacro” del ciclismo, es decir, aquellas personas que a priori no tienen mucho interés por el deporte de las bielas, pero que pueden quedar atrapadas con los dramas personales propios del ciclismo, muy en concordancia con lo que hace la serie de Netflix acerca de la Fórmula 1. El interés de las series de Netflix no es dirigirse al público de nicho sino tener la capacidad de ir más allá, de ir al público masivo.

En contraposición, la serie puede resultar poco atractiva para el público de nicho que esperaba poder conocer la minucia de los equipos y explorar cuestiones mucho más técnicas y detalladas del ciclismo. Es entendible que la propuesta esté más encaminada al gran público, dado que lo que buscan los productores es asegurar la mayor cantidad de vistas y repercusión dentro de la opinión pública y el consumo masivo. Las cifras y la posibilidad de una segunda temporada nos mostrarán el resultado.

La serie del Tour de Francia nos sumergirá en los dramas personales de los ciclistas, pero, además, los protagonistas también serán los equipos que cada año se juegan el patrocinio y su supervivencia buscando las victorias que les ayuden a sumar puntos. Los directores deportivos y generales de los equipos serán una voz importante que conoceremos a través de cada capítulo, sabremos sus anhelos y ambiciones, situaciones que para el público general son novedosas. Para quienes conformamos el público de nicho, conocemos perfectamente la figura de Patrick Lefevere, el director del equipo Soudal- Quick Step, una figura polémica dentro del medio y que en los primeros capítulos muestra que será protagonista por sus declaraciones. No me equivoco cuando digo que Lefevere es el tipo de personaje que necesita toda serie que aspire a tener éxito.

En los próximos días sabremos si la serie será un éxito o si simplemente será flor de un día para el público más friki del ciclismo, pero como documento ciclístico y audiovisual, podemos estar satisfechos por la gran realización en términos técnicos que cumplirá con la función de entretener, incluso de forma forzosa, a quienes disfrutamos de uno de los deportes que exigen más sacrificio a quienes lo practican de manera profesional.

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