Opinión

Movistar Team, marcación (in)correcta

Alejado el fantasma del descenso de categoría y tras la retirada de la última de sus grandes estrellas, Alejandro Valverde, el equipo telefónico se reinventa

(David Ramos/Getty Images)

El último trienio del equipo Movistar fue lo más parecido a una novela. (Sí, el descenso de categoría en la primera división del ciclismo profesional se mide por los puntos UCI acumulados cada tres años). De hecho, Netflix va a estrenar próximamente la cuarta temporada de una exitosa docuserie, “El día menos pensado”, cargada de momentos tragicómicos. Los capítulos alternan luchas de egos (Supermán López vs Enric Mas en la Vuelta 2021), conflictos de todo tipo (como el del equipo echando una mano a Roglic, sin querer queriendo, en su duelo con Carapaz durante la Vuelta 2020), desavenencias entre corredores y directores deportivos (Ay, Marc Soler), abandonos en mitad de la competencia (Miguel Ángel López y su famoso “Bueno, yo me quedo por aquí. Fue un placer señores”. Por cierto, ya están tardando en sacar camisetas con ese eslogan), lágrimas de sufrimiento (¡Cómo dolió aquella caída de Valverde!) y, finalmente, una explosión de alegría contenida (más alivio que otra cosa) cuando la permanencia en la élite fue matemática.

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Recordemos que la escuadra española salvó la categoría WT (siglas del World Tour, que así se llama la primera división. En inglés todo queda más “cool”) durante los tres meses finales del calendario 2022, gracias principalmente a los dos segundos puestos de Enric Mas: uno en la Vuelta a España por detrás de Evenepoel (vaya año se marcó este jovencito belga) y, para sorpresa de muchos, el otro haciendo frente al extraterrestre Pogacar en el monumento de las hojas muertas. Estas fueron las pruebas más sonadas y rentables para los azules, pero el equipo también tuvo que remangarse, mancharse de barro y salir a pescar unos puntos por aquí y otros puntos por allá, sacando a corredores importantes del equipo previsto inicialmente para disputar la Vuelta a España, para llevarlos a pruebas de segundo y tercer nivel que garantizaban más probabilidades de éxito.

Durante este periplo de tres años, los telefónicos fueron objeto de duras críticas por sus estrategias y carne de memes por sus decisiones. Un escenario nada agradable para que los ciclistas desarrollaran su trabajo, con las cámaras de la plataforma de streaming grabándolo todo y un público que crecía en número de seguidores, pero también en incomprensión ante su forma de correr. Lo cierto es que, y aquí me incluyo, parecía como si los directores de Movistar no acabaran de entender el sistema de puntos UCI. El equipo y los aficionados sufrían, pero no nos vamos a engañar, también nos divertimos mucho. Se crearon cuentas en Twitter de todo tipo, muchas de parodia, avisando sobre los ataques de Enric Mas (tuvo poco trabajo el muchacho), otras haciendo alusión al movimiento de carrera “la fuga de la fuga” (algún día lo explicaremos con más detalle) y otras imitando al campechano director deportivo Chente García Acosta (el de la famosa grosería “me cago en sos”. ¿Se puede escribir esto acá o me van a censurar?). Aunque la cuenta más popular fue la de @ADescenso (les invito a seguirla), que se dedica a actualizar diariamente los puntos UCI para saber si los de la “M” se alejan o se acercan al abismo del descenso.

Esta historia (la del periodo 2020-2023) tuvo final feliz, sí, es cierto, pero algunos aún seguimos con el susto metido en el cuerpo.

Entonces, después de todo lo ocurrido, ¿qué ha cambiado?, ¿por qué el Movistar Team ha arrancado tan bien el nuevo trienio? Lo primero que uno pensaría es que han desmantelado el equipo, se han gastado una fortuna y han traído otro nuevo. Pues no caballero, se equivoca. Para suplir la traumática salida de Alejandro Valverde (portador del arcoíris, cuatro veces ganador de la Lieja-Bastoña-Lieja y de una Vuelta a España, entre otras cosas, me toca destacar solo algunas, que el espacio de esta columna es reducido), el director general Eusebio Unzué únicamente ha incorporado al portugués Rubén Guerreiro y al colombiano Fernando Gaviria, junto a un chiquilín español en formación. Si bien es cierto que son dos notables fichajes, corredores consolidados que garantizan resultados, la realidad es que el bloque sigue siendo prácticamente el mismo. Entonces, ¿por qué ahora son el sexto mejor equipo WT (se acuerdan de las siglas ¿no?) cuando hace unos meses luchaban por no quedar fuera de los dieciocho primeros puestos? Pues mire usted, seguramente sean tres las razones principales. La primera es que la dirección deportiva interiorizó las lecciones del pasado, entendió el funcionamiento del sistema de puntos UCI y comenzó a dar importancia a pruebas que antes ignoraban, enviando formaciones más competitivas. El equipo telefónico estaba acostumbrado a enfocarse en las grandes vueltas, donde se reparten muchos puntos, pero la competencia es máxima. Sucumbir ante los grandes corredores en la clasificación general y no cazar suficientes victorias de etapa, los llevó a un déficit de puntuación.

Ahora, enlazo el argumento con la segunda de las razones, han diversificado el negocio: tienen especialistas para los embalajes (Gaviria principalmente, bien secundado por Kanter), segundos espadas (Jorgenson acaba de ganar el Tour de Omán y Guerreiro ha hecho lo propio en el Saudí Tour) y hasta se pueden defender en carreras de un día (Cortina fue TOP-20 en el mundial de ruta y Aranburu en la Milán-San Remo, por ejemplo).

Por último, y aquí va la tercera razón, los corredores han dado un paso al frente. Comenzando por el líder del equipo, Enric Mas, que siempre ha sido puesto en duda, tanto por sus mejorables resultados como por su manera de correr: constantemente a rueda, sin atacar (aunque necesitara dinamitar la carrera) y evitando que cualquier brisa de viento le soplara en la cara. Desde finales de la temporada pasada disfrutamos de su versión 2.0, la de un profesional que ha ahuyentado sus miedos, tiene más confianza en sus condiciones y hasta se anima a tomar la iniciativa, buscando descolgar a los más grandes del pelotón. Después de que todo dejara de girar en torno a Alejandro Valverde, líder y guía espiritual del equipo, los jóvenes, que antes aguardaban su momento en un segundo plano, también han cobrado protagonismo. El Bala pasó a ser leyenda viva del ciclismo y los pollitos rompieron el cascarón.

Estos cambios de mentalidad (tanto de los corredores como de los directores deportivos), el nuevo Enric Mas, la irrupción de las jóvenes promesas y los fichajes de Gaviria y Guerreiro, han conformado un equipo más robusto y con más confianza en sus posibilidades. Con todos estos ingredientes, los resultados no se han hecho esperar.

El Movistar Team parece haber dejado atrás su vida al borde de un ataque de nervios, pero no se preocupen en exceso, seguro que nos seguirán regalando momentos únicos. Además, la temporada no ha hecho más que empezar y en el ciclismo, como en la vida, todo puede cambiar en un abrir y cerrar de ojos.

Caballito de Acero / Jorge Villaseca

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