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Opinión: Estamos bien representados

“Lo de Petro tiene tintes, no de dictador, pero sí de niño caprichoso”

No tengo idea de qué tal vaya el gobierno Petro. Primero, es muy pronto para saberlo, y luego está el detalle de que la constante es decir que el gobierno de turno es un desastre, cualquiera que sea. Desde que tengo uso de razón he oído que el gobierno es malo, y solo después de que ha dejado el poder la gente le ha reconocido algunas virtudes. Hasta de Duque, a quien no nos cansamos de darle palo durante cuatro años, están diciendo ahora que tuvo aciertos.

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Lo que sí sé es que no me gusta la forma en que ejerce el poder el gobierno actual. De arranque, que Petro alterne sus labores presidenciales con las de tuitero. Está desatado, saliendo al cruce ante a cualquier crítica, venga de donde venga, al punto de que hay personas sacando pecho porque el Presidente les contestó un tuit, como si eso fuera un logro.

Twitter es inmaduro y aburrido. Inmaduro porque está lleno de chistes bobos, de piezas virales y de peleas donde prima más el ego que otra cosa y donde los argumentos se tuercen fácilmente. Y aburrido porque todo se volvió solemne y de suma importancia; toces duro y se te van encima. Y la culpa de que se haya vuelto aburrido es principalmente de los políticos y de la gente que habla de política todo el tiempo, que usan la plataforma para imponer sus ideas y quemar al que disiente. No se puede gobernar por igual desde la Casa de Nariño y desde el celular porque el internet es un apoyo, pero no puede ser la punta de lanza de la cabeza del Estado. Lo de Petro tiene tintes, no de dictador, pero sí de niño caprichoso.

Luego está el fanatismo, defender como sea lo que dice y hace el líder, torciendo esos argumentos de los que hablaba arriba. Lo que antes era inaceptable en la oposición, ahora es no solo justificable, sino necesario. Y esa manía de convocar marchas como si esto fuera una pelea de barras a ver cuál hace más ruido. Ya está, ya ganaron, ya gobiernan, entonces gobiernen, que la mejor forma de defender su gestión es con actos reales y no simbólicos. Es que les fascinan los simbolismos, mandar mensajes que trascienden lo material y tocan el alma (según ellos).

Y por ahí viene mi tercer reparo con la actual administración: el verso. Hablan muy bonito de igualdad, de inclusión y desarrollo, entre otras cosas, pero a la hora de aterrizar las ideas son cualquier cosa. Hace unas semanas se burlaron ampliamente de las diapositivas que presentó el Ministerio de Salud para explicar la reforma a la salud, y sí, pueden dar risa de primerazo, pero en el fondo producen es grima. Esa es la gente que elegimos, capaz de hacer una presentación de primaria en un tema tan importante. No saben hacer un PowerPoint, van a saber poner una inyección. Eso sí, no podemos decir que la democracia no funciona, porque si es cierto que el pueblo elige a los gobernantes que lo representan, esta vez votamos por gente que encarna a cabalidad la improvisación del colombiano.

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Todos hemos conocido a alguien que vende humo, pero que a la hora de actuar no sabe cuánto es dos más dos. Durante el colegio y la universidad iba a reuniones de gente que criticaba el orden establecido y proponía cambios para hacer un país mejor. Yo me enganché al comienzo porque sentía que las cosas tenían que mejorar, pero después de un rato sentí que estaba perdiendo el tiempo porque lo que hacían aquellos personajes era reunirse a criticar y luego armaban fiesta. Marchar y alzar la voz lo hace cualquiera, poner ladrillos y hacerlo bien, muy poquitos. El mundo está lleno de mediocres con aspiraciones, y parece que muchos de ellos están en el actual gobierno.

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