Las verdaderas consecuencias del trencito elevado

Carlos Carrillo, concejal de Bogotá, explica por qué la línea del Metro no debería ser elevada, como lo plantean desde la Alcaldía.

Claudia López, alcaldesa de Bogotá, presenta el prototipo del vagón del metro de Bogotá.
Claudia López, alcaldesa de Bogotá, presenta el prototipo del vagón del metro de Bogotá. Claudia López, alcaldesa de Bogotá, presenta el prototipo del vagón del metro de Bogotá. (Juan Pablo Pino)

Los recientes anuncios del Gobierno Nacional sobre la posibilidad de soterrar una buena parte de la primera línea de metro han suscitado un terremoto político. Aunque el proyecto conocido en la opinión pública como metro elevado ha producido incontables titulares, la gran mayoría de los bogotanos aún desconocen la realidad del proyecto y la naturaleza del daño irreparable que produciría si llega a ejecutarse tal como lo dejó Peñalosa.

PUBLICIDAD

Aquí les voy a explicar cuáles son algunas de las consecuencias del transmimetro.

Comencemos por lo obvio: un metro elevado es una cicatriz en la ciudad, un río envenenado de 25 kilómetros embutido a la fuerza en áreas muy densas. En la calle octava sur, o en la  Caracas, el viaducto quedará a escasos metros de las construcciones existentes. No es lo mismo construir un metro elevado por la Autopista Norte o por la NQS que alcanzan anchos de más de 100 metros en algunos tramos que hacerlo en la Caracas, en la NQS por ejemplo la ruptura actual es tan dramática que un viaducto bien proyectado no tendría mayor impacto, el separador ya es es prácticamente inaccesible.

Las estaciones, de las cuales aún no se conocen los diseños definitivos, son unas moles de concreto con dimensiones titánicas; básicamente son torres Colpatria acostadas y elevadas a cinco pisos de altura. El diseño de esos edificios no es un asunto menor, si las pequeñas entradas del metro subterráneo de París, diseñadas por Hector Guimard en 1900 se convirtieron en parte de la identidad de la ciudad, imaginen el impacto que tendrá el diseño de esos gigantescos edificios regados por el centro de la ciudad.

Un tema del que poco se habla pero que debemos considerar es la afectación sobre el tráfico. El metro elevado saca por completo los vehículos particulares de la Avenida Caracas desde la calle 22 hasta los Héroes, esto es un hecho que hasta ahora ninguna autoridad ha desmentido. Recordemos que otro de los embuchados de este proyecto es reconstruir la troncal de Transmilenio en la avenida Caracas. Las columnas que soportan el viaducto tendrán casi 3 metros de diámetro y estarán en medio de las estaciones de Transmilenio, para que siga funcionando el sistema de buses es necesario ensanchar las estaciones, lo que a su vez desplaza los carriles de Transmilenio hasta suprimir los dos carriles de tráfico mixto a cada costado.

El tráfico mixto saldrá de la Caracas y no para darle paso al metro; o a los peatones, o a las bicicletas, esto es para que pueda seguir rodando a su máxima capacidad el negociado privado de Transmilenio. Todos los vehículos que hoy van por la Caracas tendrán que buscar otra alternativa. Y a eso debemos sumarle el plan de la actual administración de construir un Transmilenio por la séptima. Esa otra genialidad reduce el espacio para los vehículos en sentido sur norte y elimina por completo el espacio para los carros de la 94 hacia el sur.

Esta es sólo una parte del panorama, aunque suene increíble esta chambonada nos va a costar billones de pesos, vamos a invertir 5000 millones de dólares para garantizar la perpetuidad del negocio de los buses y de paso demoler la ciudad para que las grandes constructoras se llenen los bolsillos.

¡Presidente Petro! ¡Detenga este despropósito!

Tags

Lo Último