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Opinión: Los Furgones ambulancia de la corrupción

“¿Qué hacer para que Claudia López despierte? Cada día se parece más a la canción de Shakira: Ciega, sorda y muda”.

Claudia López, alcaldesa de Bogotá, presenta el prototipo del vagón del metro de Bogotá.
Claudia López, alcaldesa de Bogotá, presenta el prototipo del vagón del metro de Bogotá. Claudia López, alcaldesa de Bogotá, presenta el prototipo del vagón del metro de Bogotá. (Juan Pablo Pino)

El dinero de la salud se pierde en camiones. Aunque parece una metáfora, es la realidad que hoy se vive en Bogotá. Durante el 2022 la gestión de la Secretaría de Salud estuvo marcada por alarmantes casos de presunta corrupción, que denuncié desde el concejo de Bogotá y para nadie es un secreto el declive en los indicadores de salud en la capital.

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En cualquier otro país del mundo situaciones como esta generarían un rechazo, no solamente social, sino político y estaría más que motivada la renuncia de un directivo, en este caso, de un secretario, cosa que no pasa en la administración de Claudia López. A pesar de que la alcaldesa enarboló las banderas de la anticorrupción en su campaña política, hoy parece que se le olvidó por completo ese discurso, se le olvida que tiene una responsabilidad con la ciudadanía y es su deber velar, no solo por el buen manejo de las finanzas públicas, sino por la ética en su gobierno.

Esta semana tomó fuerza mi denuncia de la presunta compra irregular, por más de 36mil millones de pesos, de 151 furgones que la Secretaría de salud pretendía hacer pasar por ambulancias. Una investigación que duró meses, donde hablé con mecánicos, técnicos, conductores y personal médico, quienes me manifestaron sus múltiples inconformidades en el funcionamiento de estos vehículos. Mirando más a fondo, pude constatar que presuntamente ni siquiera cumplen con la norma técnica de Icontec para prestar el servicio de ambulancia. Asimismo, fueron compradas a un único oferente en un momento en el que ni siquiera los grandes proveedores como Renault o los distribuidores de Chevrolet tenían existencias por una simple razón: la guerra entre Rusia y Ucrania que ha dificultado a las diferentes casas automotrices la venta de vehículos nuevos. Pero en este país siempre se encuentra la solución para todo, ¿quién lo pensaría?, incluso para adquirir unas “ambulancias”.

Las ambulancias furgón presentaron problemas desde sus inicios, ya que su chasis, es el chasis de un camión y por más que lo adecue, la suspensión sigue siendo rígida, lo cual no solamente lastima a cualquier paciente, sino que hace más complicado su desplazamiento. ¿Se imaginan ustedes trasladar un paciente con una fractura de cadera en estos camiones? Lo anterior se suma al alto riesgo de volcamiento al que están sometiendo, no solamente a la tripulación, sino a la ciudadanía, por eso, no pueden ir a la velocidad que se requiere para atender una urgencia, aquí la idea es salvar vidas. Sin embargo, cuando uno escucha al secretario de Salud defenderse de esta presunta compra irregular, sin sonrojarse, señala que ha pedido a los conductores mantener una velocidad baja. ¿Así es que se salva la vida en el gobierno de la alcaldesa cuidadora?

Es tan lamentable esta compra por más de 36mil millones de pesos, que las baterías no tienen la capacidad para alimentar las luces y equipos médicos que debe tener un vehículo como estos, por eso las fallas eléctricas están a la orden del día y los conductores prefieren, en muchos casos, dejarlas encendidas para no tener que empujar. Todo esto se traduce en: Improvisación, falta de eficiencia, pero lo que es peor, la falta de liderazgo y ética en el manejo de lo público.

Preocupa que hoy la alcaldesa no quiera escuchar mis denuncias, que son las denuncias de un cuerpo médico que clama por buenas condiciones e implementos de calidad para poder prestar un buen servicio a esa ciudadanía que ella dice cuidar y defender. Lo más indignante, es que los conductores de estas ambulancias no solamente se preocupan por las dificultades técnicas, con las que tienen que lidiar a diario, sino también por las precarias condiciones en que ejercen su función, cosa que también denuncie. En la pandemia eran tratados como héroes, pero hoy son desconocidos por esta administración.

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En conclusión, la corrupción nos sigue pasando la factura, y esto se refleja en que esta administración está de presunto caso de corrupción en presunto caso de corrupción, hace dos semanas también estalló el escándalo en la UAESP, la semana pasada los entes de control iniciaron las investigaciones formales para esclarecer los presuntos hechos de corrupción por la compra de estas ambulancias, pero la diferencia es que, en el primer caso, la directora presentó su renuncia. Sin embargo, el secretario de Salud se mantiene, a pesar de las denuncias, y de las actuaciones de los órganos de control.

¿Qué hacer para que Claudia López despierte? Cada día se parece más a la canción de Shakira: Ciega, sorda y muda. Los ciudadanos estamos esperando que las cosas en Bogotá mejoren, que la corrupción no pase de agache, y que la salud realmente sea una prioridad. Nuevamente hago un llamado: ¡Secretario, Renuncie!

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