El 2023 arranca con un serio impacto económico para millones de bogotanos como consecuencia de las decisiones tomadas por la Administración Distrital en materia de movilidad. A partir del 10 de enero se aplica el aumento en el pasaje de Transmilenio y del SITP así como el nuevo Pico y Placa. Todo para cumplirle el deseo a su majestad Claudia López de perpetuar el fracasado modelo Transmilenio.
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Las nuevas improvisaciones, lejos de ser soluciones reales a los problemas de movilidad, responden a un solo propósito: Cubrir el déficit de un sistema de transporte costoso, inseguro e ineficiente. ¡Hay que llenar el barril sin fondo de Transmilenio!
El escandaloso aumento del pasaje se debe a una decisión meramente política de Claudia López y por más que intente no podrá evadir esa responsabilidad. El primer anuncio lo hizo ASOCAPITALES; además, sin contar con información técnica, financiera o jurídica por parte de Transmilenio y de la Secretaría de Movilidad. Transmilenio publicó el estudio que justifica el alza “Actualización Financiera: Estudio Técnico y Financiero de Soporte” el 22 de diciembre, una semana después del anuncio de ASOCAPITALES.
Como ya lo he afirmado en diferentes ocasiones: el transporte en Bogotá es de pésima calidad y altamente deficitario. El aumento de 300 pesos al pasaje de Transmilenio es un golpe muy duro para la gran mayoría de familias bogotanas que dependen de este modo de transporte para movilizarse. ¿Cómo es posible que Claudia López insista en seguir llenando la ciudad con troncales de Transmilenio, cuando se ha demostrado durante 20 años que el sistema es un fracaso?. Ahora, afirmar que con dicho aumento se pretende mejorar el servicio de transporte, es continuar creyendo que los ciudadanos somos estúpidos. Lo que con seguridad producirán estas medidas es un incremento en el número de motos y en la evasión.
Es muy importante tener en cuenta que Transmilenio no realizó ningún análisis que incluya la elasticidad del precio en la demanda; es decir, cuántas personas van a dejar de usar Transmilenio como consecuencia del aumento del pasaje, sin embargo, la Secretaría de Movilidad afirmó que hicieron una modelación donde señalaron que apenas 13.980 viajes diarios se perderían, una cifra insignificante y bien difícil de creer..
El Distrito ya programó para este año $2.9 billones de recursos para financiar la operación, pero ni eso alcanza para cubrir el hueco fiscal que genera el modelo de negocio de Transmilenio, hay que seguir aumentando la tarifa para satisfacer la avaricia de los privados.
Con respecto al nuevo pico y placa, es claro que Claudia López sigue librando una guerra contra carro particular, pero el cambio arbitrario de la restricción no parece buscar una mejora en el infernal tráfico bogotano, simplemente es una estrategia para obligar a cientos de miles de bogotanos a pagar una contribución adicional, como si no pagaran impuestos de rodamiento cada año.
Preparen el bolsillo, en Bogotá este 2023 nos van exprimir aún más para seguir cubriendo el déficit de los buses.