Los gobernantes de Bogotá tienen una molesta tendencia a subestimar la inteligencia de los ciudadanos. Esa costumbre de infantilizar los debates viene de tiempo atrás: por estos días se recordaron en Twitter las palabras de los exalclades Antanas Mockus, Lucho Garzón y Enrique Peñalosa en el 2009 sobre el metro de Bogotá. Sin asomo de vergüenza, los exalcaldes afirmaban que Bogotá no necesitaba el “lujo” de un metro porque impediría la construcción de más troncales de Transmilenio. ¡De ese nivel han sido las sandeces que nos han dicho!
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Es una pésima costumbre ver a los ciudadanos como siervos obligados a arrodillarse ante el paso aplastante del poder. Lamentablemente la administración de Claudia López insiste en esa actitud a la hora de reglamentar el Plan de Ordenamiento Territorial, lo que hoy hace la secretaría de Planeación se está haciendo a espaldas de los bogotanos. A la Alcaldesa no le bastó decretar de forma autoritaria y antidemocrática un POT mediocre, incompleto y lleno de errores; ahora está formulando las Actuaciones Estratégicas a puerta cerrada con las constructoras.
Pero ¿qué son las actuaciones estratégicas? Estas actuaciones son 25 zonas distribuidas por toda la ciudad, en total 7.400 hectáreas para las cuales no se definió la norma urbana. Estos 25 “Liberlands” son los sectores más jugosos para los nuevos desarrollos inmobiliarios y justamente por eso Claudia López decidió sustraerlos del POT.
Sacar estas áreas del POT, para reglamentarlas después, es una jugada maestra. A diferencia del POT en donde los mecanismos de participación y los trámites están reglados por la ley, las actuaciones estratégicas son nuevas figuras que no cuentan con un marco legal específico, López puede repartirlas cómo quiera. Esos lugares de la ciudad en donde existe mayor riesgo de expulsión para los moradores actuales, las zonas más apetecidas por CAMACOL, que por obvias razones pueden generar polémicas, no se definieron en su momento y ahora que el tema del POT está fuera de la agenda mediática López pretende definirlas como se le antoje sin una participación incidente de quienes eventualmente podría terminar en la calle, con unas pocas migajas a cambio de los predios que han adquirido con el esfuerzo de décadas.
Si la Alcaldía no brinda las herramientas y espacios para que la ciudadanía incida sobre las decisiones que se toman en su propio territorio, sólo podrán participar efectivamente los actores que ya tienen la información, el tiempo y los recursos: es decir los desarrolladores urbanos.
Quiero destacar la capacidad de los ciudadanos para organizarse mediante el comité de lucha ciudadana de “Afectados por las Actuaciones Estratégicas”, un grupo de ciudadanos que no se quedó quieto ante la displicencia de la Alcaldía y se manifestó frente a la Secretaría de Planeación para garantizar su derecho a la ciudad. La comunidad presentó más de 600 firmas que respaldan una solicitud para participar de manera incidente y efectiva en la formulación de las actuaciones estratégicas.
Ahora el balón está en la cancha de la Secretaría, son ellos quienes deben darles el mismo trato respetuoso y garante que se le da a los gremios, a las comunidades informadas y que conocen plenamente sus derechos. Y en últimas qué es lo que en realidad le ofrece esta administración ¿Democracia incluyente o un vanidoso autoritarismo? Importante que a la ciudad se le aclaré esa pregunta. No debemos supeditar el desarrollo urbano a una visión exclusivamente económica, el camino es reconocer a la ciudadanía como el actor principal, el que conoce a fondo su territorio, el que lo habita y por lo tanto el que está verdaderamente llamado a tomar las decisiones sobre su futuro.