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Perú es vinos

“Parafraseando al sommelier Pedro Cuanca, el verdadero baluarte de la viticultura peruana se encuentra en las cepas patrimoniales, que fueron aquellas traí

Una vez más tenemos a Perú como protagonista de este espacio, en esta ocasión de la mano de la Alianza Peruana de Sommeliers (APAS), quien nos extendió la invitación para un máster class bajo la guía de uno de los reivindicadores de la Viticultura peruana, Pedro Cuenca Espinoza, sommelier y miembro fundador de dicha asociación. Publimetro Colombia fue participe de un maravilloso evento en el que aprendimos de vinos, gastronomía e historia de los vinos del Perú.

No pocas veces hemos hablado del vino en América y hemos mencionado la viticultura de México, Chile y Argentina, no obstante, es la hora de hablar de los maravillosos vinos peruanos, un tema que tal vez ha sido eclipsado por su gastronomía, pero que desde los albores del siglo XXI ha cobrado relieve y que cada día va en ascenso.

Para empezar, debemos poner de presente que el cultivo de la vid en el hemisferio sur de nuestro continente nace en Lima en el año 1539 con la labor emprendida por Hernando de Montenegro, empresa que surge a partir de la necesidad de abastecer la demanda de vino requerida por los europeos que colonizaron las Américas. Es de anotar que para ese entonces ya se habían fundado más de 50 ciudades a lo largo del caribe y que en dichas tierras por la hostilidad de su clima este cultivo no había prosperado.

Por lo anterior, vemos como el Perú se convierte en el primer exportador de la vid y de vinos a otros lugares de la región, sin embargo, ya entrado el siglo XIX pierde ese sitial por algunos fenómenos como la independencia del Perú, la posterior expulsión de los españoles, la inestabilidad política, la plaga de la filoxera y la guerra con Chile. Estas situaciones hacen que la clase gobernante centre su interés en otras acciones y el cultivo de la vid y la producción de vino pasen a un último plano. Por estas razones, otras regiones vitivinícolas cobren relevancia, como es el caso de Chile y Argentina que aún hoy siguen siendo pioneros en nuestro continente. Otros factores que influyen en el rezago del vino peruano son el creciente y rentable cultivo del algodón, denominado el oro blanco y ya en el siglo XX una reforma agraria que expropia gran porcentaje de los viñedos a las bodegas productoras.

Es así como en el siglo XX la producción empieza a enfocarse en vinos dulces de menor calidad, dadas las necesidades y gustos de la población, los cuales se producían principalmente con la uva denominada Borgoña. A pesar de esto, la precarización del vino no duraría por mucho tiempo, pues ya en el siglo XXI la bodega Viñas Queirolo realiza la inversión vitivinícola más grande de la historia del Perú y de la mano de esta iniciativa otras bodegas empiezan el proceso de tecnificación bajo el acompañamiento de enólogos europeos. Para el año 2017 se realiza la primera edición del Salón del Vino Peruano, evento que congrega diferentes bodegas de Lima, Ica, Arequipa, Moquegua y Tacna. Para 2021 ya se contaba con el primer mapa vitivinícola del Perú y con la primera página web que reúne información de las principales bodegas. Igualmente, centros educativos como la Universidad San Juan Bautista, ofrecen título de Ingeniería en Enología y Viticultura, con lo cual, algunos de sus egresados asesoran a diferentes bodegas en la actualidad.

De otra parte, las principales regiones vitivinícolas que encontramos son Ica (la mas importante y de mayor producción), Tacna, Moquegua, Arequipa, Lima y Apurímac. Entre las cepas nobles plantadas encontramos principalmente Malbec, Cabernet Sauvignon y Sauvignon Blanc, empero, se producen muchisismas otras variedades como la Tannat, Cabernet Franc, Sangiovese, Syrah, Chenin Blanc, Chardonnay, Carmenere, Torontel, Prieta e incluso un Pinot Noir con características de tierras más cálidas.

Con todo esto, parafraseando al sommelier Pedro Cuanca, el verdadero baluarte de la viticultura peruana se encuentra en las cepas patrimoniales, que fueron aquellas traídas por los españoles pero que se convirtieron en patrimonio peruano; estás uvas son la Moscatel de Alejandría y Negra Criolla, además de la Quebranta, variedad autóctona y orgullo peruano, que nace a partir de la cruza natural de Listán Prieto y Mollar Cano. En cuanto al perfil de estas uvas, la moscatel de Alejandría nos presenta unos a aromas a jazmín y frutos tropicales entre los que encontramos piña, mango y durazno; por su parte la Negra Criolla nos da unos vinos con aromas a aceitunas, pecanas y hojas secas. Asimismo, la Quebranta es utilizada para la elaboración de unos notables vinos rosado que evocan aromas como la fresa, frambuesa y manzana.

También es imperativo resaltar que en la actualidad Perú cuenta con 56 bodegas que producen vino de muy buena calidad, suma aún lejana a las 525 bodegas que producen Pisco (destilado del que hablamos en artículos precedentes), sin que ello implique que exista rivalidad alguna entre una y otra, pues estas bebidas están dadas para públicos objetivamente distintos. También, como lo hicimos en los artículos de los tours gastronómicos a Lima y Cuzco, la invitación es a dejarse seducir por el Perú, ahora no solo con su gastronomía, diversidad geográfica e historia, sino que debemos acompañar todo con una copa de los buenos vinos peruanos.

Por último, debemos agradecer a la Alianza Peruana de Sommeliers y a Pedro Cuenca Espinoza, por la invitación hecha a Publimetro Colombia, pero sobre todo por nutrirnos de tan valiosa información y experiencias que esperamos no solo lleguen a nuestros lectores, sino que también tenga buen puerto a nuestro incipiente sector vitivinícola, ya que en Colombia también hacemos vino de excelente calidad.

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