El artículo de hoy se da casi en paralelo a la conmemoración de los 530 años del mal llamado descubrimiento de América, el 12 de octubre de 1492, y es precisamente una maravillosa coincidencia porque nuestro recorrido turístico y fundamentalmente gastronómico se da en el país donde se fundan algunos de los primeros asentamientos europeos en nuestro continente.
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Arribamos a República Dominicana a través del Aeropuerto de las Américas en Santo Domingo, pues esta era la primera ciudad que visitaríamos, no obstante, en este país encontramos otros aeropuertos internacionales como los de Samaná, Punta Cana, Puerto Plata y Santiago. Escogimos la capital y no nos decepcionó pues encontramos en su centro histórico los primeros pasos de la conquista y con ella, no solo la llegada de los europeos, sino el arribo de los pueblos africanos y con ellos el mestizaje gastronómico del que hemos hablado en artículos anteriores.
Nuestro primer desayuno fue el mangú, una preparación de origen africano a partir de un puré de guineo verde aderezado con vinagre y cebolla morada, el cual se acompañaba con queso, huevos fritos y salami, claro está, no podíamos beber algo distinto que un excelente café dominicano.
En el centro histórico de Santo Domingo podemos encontrar lugares como la Fortaleza Ozama, la calle de las damas, la casa de Rodrigo de Bastidas (Fundador de Santa Marta en nuestro país), la plaza España, el parque Colón, la Catedral Primada de América, las ruinas de San Nicolás de Bari, el panteón nacional, entre otros. En otros lugares de la ciudad, se encuentran otros atractivos como el faro a colón, el parque de los tres ojos y el malecón.
Conocer Santo Domingo es adentrarse en la capital gastronómica del Caribe, declarada así en los años 2018 y 2019 por la Academia Iberoamericana de la Gastronomía. En esta ciudad encontramos la herencia española en sincretismo con la huella africana. Es así como el famoso arroz con habichuelas (frijoles) se constituye como un legado africano en América, el cual se encuentra en todas las mesas dominicanas. Es precisamente ese arroz con habichuelas el que acompaña el plato típico nacional, la bandera dominicana, la cual está representada por el rojo de esos frijoles, el blanco del arroz y el tercer color representado generalmente por carne o pollo guisado. Este plato tiene otro tipo de guarniciones que van desde el aguacate, los tostones de plátano, ensalada de papa o de vegetales y muchos más.
Otros platos que encontramos son los infaltables sancochos (con influencia europea y africana por los ingredientes), los tostones (patacones) que nacen de la técnica de la fritura profunda africana; también debemos nombrar preparaciones como el mofongo, consistente en un puré de plátano hecho en mortero, aderezado con ajo y que se rellena de chicharrón, aunque también se pueden emplear pollo o camarones, para después formar unas bolitas del tamaño de una bola de helado, para ser servidos solos o con alguna salsa especial. La bebida por excelencia que acompaña estos deliciosos platos es el jugo de chinola (Maracuyá) con mucho hielo.
Dentro de nuestro recorrido no podemos dejar por fuera el maravilloso ron dominicano del cual ya hablamos en la serie sobre los destilados. Tan importante es esta bebida para este país, que en Santo Domingo hay un museo dedicado a él, donde conoceremos su historia, principales destilerías y podremos realizar una cata de este. Además, para los enamorados del tabaco, también podrán encontrar fabricas con un producto de superior calidad.
Después de visitar la capital, hicimos un recorrido por tierra hasta la provincia de Puerto Plata, concretamente a la ciudad capital de esta, San Felipe de Puerto Plata, una ciudad costera con hermosas playas y un centro histórico con arquitectura francesa. Allí, en un costado de la plaza principal, hay una venta de helados artesanales con sabores muy caribeños como el de zapote.
Otros atractivos de esta ciudad son la calle de las sombrillas, el paseo de Doña Blanca, la fortaleza de San Felipe y el teleférico que nos da una hermosa vista de la ciudad y del mar. Adicionalmente, hay un recorrido hermoso por los 27 charcos de Damajagua a través de un río del mismo nombre, donde hay cascadas, descensos a través de toboganes naturales y otros a través de cuerdas. En cuanto a playas, encontramos a cosita rica, playa dorada, cofresí, long beach, así como la de ciudades vecinas en Sosúa y Cabarete.
En cuanto a comida típica en San Felipe de Puerto Plata, nuevamente nos encontramos con la bandera y otros platos como el pica pollo (pollo apanado, previamente marinado con cerveza, pimientos, pimienta, estragón), moro, un plato que mezcla arroz, habichuelas y carne o pollo picado; así mismo están las habichuelas con dulce, que contiene canela, clavo de olor, azúcar, batata, leche de coco, pasas, leche evaporada, nuez moscada y mantequilla. La también llamada “novia del atlántico” nos ofrece gran variedad de pescados, mariscos y frutos del mar, las cuales nuevamente nos muestran la influencia africana con elementos como la leche de coco y guarniciones traídas por los esclavos en los siglos XVII y XVIII.
En nuestra ultima noche en republica dominicana regresamos a Santo Domingo y ahí tuvimos la oportunidad de cenar en la primera taberna de las Américas, abierta al público desde el año1505, donde encontramos platos europeos y cocina criolla dominicana. Allí nos deleitamos con cocteles hechos con ron y probamos la cerveza presidente, la más popular en este país.
Finalmente quiero dedicar este artículo a mi esposa, con quien tuve la oportunidad de unir mi vida el 24 de septiembre de este año, quien amorosamente dispuso espacios de nuestra luna de miel para que yo, un viajero con ojos de cocinero pudiera recoger la información necesaria para escribir este artículo. A ustedes, los lectores habituales de este espacio debo amorosamente exhortarlos a visitar este país y dejarse enamorar de su gastronomía, de su historia de su gente y espero puedan amarlo como lo hice yo.