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Soluciones basadas en la naturaleza para afrontar la emergencia climática

Es hora de implementar todas las soluciones posibles de nuestra experiencia global para hacer frente al desafío climático. La Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio (NASA) de Estados Unidos ha publicado un nuevo gráfico denominado “espiral climática”, en donde se observa el aumento de la temperatura en los últimos 141 años. Allí se evidencia que los últimos 9 años hacen parte de los 10 más calurosos registrados. La urgencia no puede ser más clara.

Aparte de evitar que ingrese más carbono a la atmósfera, también debemos comenzar a remover (capturar o secuestrar) y eliminar el dióxido de carbono excesivo en nuestra atmósfera. Tanto el World Business Council for Sustainable Development (WBCSD, por su sigla en inglés) como CECODES, proponemos una solución de rápida implementación: acudir a la naturaleza para reducir más del 30% de las emisiones diarias. Es imposible abordar el desafío climático sin la naturaleza, y mucho menos sin aprender todo lo que ella nos enseña y nos puede aportar.

Las soluciones climáticas naturales son un mecanismo establecido que permite la captura y almacenamiento de las emisiones de carbono, a través de sumideros de carbono naturales, como son los bosques. Estos ayudan a la naturaleza a hacer lo que ha venido haciendo durante millones de años: extraer carbono de la atmósfera y devolverlo a los suelos y capas más profundas de la Tierra. Detener la deforestación, proteger los sumideros naturales de carbono, y restaurar los hábitats dañados, son soluciones que podemos adoptar hoy y que son las mejores soluciones basadas en la naturaleza para realmente minimizar y mitigar las emisiones de GEI.

A pesar de su enorme potencial, las soluciones climáticas naturales no cuentan con suficiente inversión, en comparación con las energías renovables, la eficiencia energética o el transporte limpio. Para equilibrar el juego, y alcanzar soluciones climáticas naturales a escala, se requiere financiación y coordinación sin precedentes. En ello, el sector privado está llamado a ocupar un papel importante para acelerar y financiar estas opciones, para llamar la atención de otros actores y que se sumen a este único camino para realmente pasar de la retórica a las acciones concretas y obtener resultados diferentes a los que hemos obtenido hasta ahora.

Por otra parte, debemos aprender de los procesos naturales para hacer frente a los grandes desafíos globales. Es necesario y conveniente conocer el trabajo colaborativo que la naturaleza lleva a cabo, y que en el ODS17 está denominado como las alianzas. Como dijo Peter Bakker, presidente y director ejecutivo del WBCSD: “Es hora de dejar de hablar. Es hora de poner dinero real junto a soluciones reales, y la única manera de hacerlo es juntar a diferentes actores de diferentes sectores para impulsar acciones significativas”. Un ejemplo práctico en la naturaleza son las abejas, que se alimentan del néctar de las flores y de paso, esparcen el polen de la planta, permitiendo la producción de las frutas y verduras que consumimos. Esto contribuye efectivamente a la sostenibilidad de la especie humana. Este tipo de procesos naturales tienen amplia validez y aceptación. De acuerdo con John Fullerton, CEO y Fundador del Capital Institute: “El sector privado y las corporaciones tienen literalmente una oportunidad única en la historia de la humanidad de reunir los recursos, cerebros, talentos y tecnologías a su disposición para innovar nuestro camino hacia una forma de ser mucho más saludable y productiva en esta Tierra”.

Al reunir a todos los sectores en un solo espacio, podemos aprovechar el vasto potencial de la naturaleza para abordar el desafío climático. Trabajando juntos, podemos aumentar la ambición y garantizar que la naturaleza no se convierta en la solución olvidada. Por esta razón, desde CECODES venimos trabajando en la generación de alianzas y de espacios de aprender compartiendo, en donde las soluciones basadas en la naturaleza son protagonistas, a través de conceptos como el desarrollo regenerativo, la economía circular, las soluciones forestales, la compensación y muchas más.

Quiero terminar esta columna haciendo un llamado a la acción a los diferentes actores en el país, para que vean el desafío global de emergencia climática como una oportunidad de generar desarrollo sostenible en territorios rurales del país, como la Amazonía, que a través de iniciativas innovadoras, como el Desarrollo Territorial Inclusivo, mejoraremos la calidad de vida de las comunidades que hacen parte del ecosistema, pero a la vez generaremos conocimiento para que estas mismas nos ayuden a cuidar la naturaleza. El objetivo final es generar oportunidades en lo económico y social, buscando una armonía con la naturaleza y la biodiversidad de estos territorios que tiene Colombia como uno de los países con más capital natural y biodiversidad del mundo. Es hora de actuar de una manera distinta y de abordar los territorios con un enfoque territorial; pero lo más importante, con un enfoque de sostenibilidad donde cada uno de los actores debe hacer lo que le corresponde, y que los egos institucionales y personales pasen a un segundo plano. Si realmente queremos generar impacto, esta es la única forma de lograrlo para transformar el país y así mejorar vidas.

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