Opinión

Tetralogía del vino IV: El vino en América.

Andrés Flórez hoy nos cuenta la historia de los vinos americanos

Es conocido que el vino como bebida llegó a América con Colón, no obstante, la planta de la vid fue traída y propagada por Hernán Cortés, conquistador de México, quien para el siglo XVI introdujo plantaciones de vino en esa región. Pese a esa versión de la historia, también existe la teoría que nos cuenta que el vino llegó mucho antes de que lo trajeran los castellanos en el encuentro; algunos historiadores sostienen que aproximadamente el año 1.000 fue traído por exploradores vikingos a una región a la que denominaron Vinland (actual territorio de Canada). Pese a la existencia de las dos hipótesis, lo cierto es que el vino se introdujo de manera masiva a partir de la conquista de América.

PUBLICIDAD

Vea: Tetralogía del vino Parte III: Maridaje

Para 1531 en Nueva España (territorio actual de México), la producción era tan prospera que de sobra abastecía el consumo local, lo cual genero resquemor en la corona y mediante decreto real, en 1595 se prohíbe la plantación de nuevas vides, permitiendo solo el cultivo para los monjes evangelizadores que requerían vino para la eucaristía. Lo que no puede perderse de vista es la labor que cumplieron los mojes Jesuitas, quienes no solo mantuvieron viva la producción, sino que también llevaron la vid a zonas como California, actual territorio de Estados Unidos.

Para el siglo XIX surge la plaga de la filoxera, que es un insecto de la familia de los pulgones, responsable de extraer la salvia de la planta atacando las raíces y las hojas, causando la muerte de estas. Se cree que esta plaga se extendió por el intercambio de plantas entre viticultores de América y Europa, sin embargo, la peor parte se la llevó el segundo de los continentes, como quiera que gran parte de sus vides se extinguió. La cura de esta plaga provino del lugar donde nació y es así como la gran mayoría de las vides en Europa está sembrada sobre portainjertos americanos.

Vea: Tetralogía del vino II: Introducción al vino para aficionados

Como dato curioso, la cepa de origen francés carménère se creía extinta por la plaga de la filoxera, sin embargo, un ampelógrafo francés en una visita a Chile en los años 90 encontró que una cepa que se producía y comercializaba como Merlot, tenía las características físicas de la carménère y resultó que la geografía chilena con la cadena montañosa de los Andes había sido una defensa natural contra la ya mencionada plaga, lo que impidió la desaparición de esta variedad de uva.

En América del Sur la producción del vino se sitúa inicialmente en Perú quien asume la mayor parte de la producción entre los siglos XVI y XVII, sin embargo, a raíz de distintos fenómenos políticos, económicos, sociales y a la predilección por el cultivo de algodón, termina perdiendo su lugar frente a Chile en el siglo XVIII, quien a su vez es superado por Argentina en el siglo XX. Este país actualmente es el mayor productor de vino en el sur continental y ocupa los primeros lugares a nivel mundial.

Vea: Mitos sobre el vino

Actualmente encontramos excepcionales regiones vinícolas Estados Unidos, México, Chile, Argentina, Uruguay y Brasil. En estas regiones se encuentran muchas de las principales cepas que se siembran en el viejo mundo vinícola (Europa y Medio Oriente), bien sean variedades blancas, tintas y también vinos rosados y espumantes de la mejor calidad, todos producidos en bodegas con una larga tradición y los mejores procesos de elaboración. Esta variedad se debe en primera medida a las bondades del clima especialmente en zonas alejadas del trópico y en segundo lugar a la inmigración europea que trajo consigo las más representativas cepas, que encontraron en suelo americano, el lugar idóneo para prosperar.

En Colombia, a pesar de ser un país que todavía no se sitúa en el mapa vinícola, encontramos viñedos en el Valle del Cauca, Boyacá, Antioquia y Santander; en estos podremos encontrar vinos muy especiales y de buena calidad, incluso algunos de ellos con reconocimientos internacionales. Esta condición nos debe motivar a apoyar la creciente industria domestica y tal como lo planteamos en el artículo precedente sobre el maridaje, es momento que le demos esa distinción a nuestros platos nacionales acompañándolos con un buen vino colombiano.

“El vino en América, es la unión perfecta entre las vides de Europa y la generosidad de los suelos de América. No solo somos orgullosamente mestizos de raza, también lo es nuestra gastronomía. Tenemos el privilegio de transitar entre dos mundos”. Andrés Flórez Ospina

Tags

Lo Último