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Amore infinito: un año más de Giro para vestirnos de rosa

A. Camilo Téllez analiza lo que se nos viene en este Giro de Italia

. Imagen Por: (LUK BENIES/AFP)

Existe un viejo dicho que dice que “la Ópera es una enfermedad italiana”, tan italiana como lo puede ser el ciclismo. Entramos en esa época del calendario ciclístico internacional donde la mesa de Caballito de Acero se pone de acuerdo para decir que el Giro de Italia es la mejor de las Grandes Vueltas. El Giro lleva muchísimos años dando más espectáculo para el aficionado que su hermana mayor que aún vive del prestigio de un tiempo pasado que ya parece lejano.

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Si hay algo que debemos agradecer al Giro es esa mística que le imprime a su gran vuelta, y es que el refinamiento de los italianos, tan depurado por los siglos de práctica, nos ofrece un producto cuya terminación lleva el toque especial de no ser una carrera de ciclismo control. Si existe una conexión con el viejo ciclismo, el deporte de grandes epopeyas descrito por exquisitas plumas y narradas por mejores voces que no distinguían entre la realidad y la ficción, es esta carrera de la que todavía se habla de un ataque de 80 kilómetros a meta que consiguió un Giro para Froome, esas escapadas de largas distancias que fueron determinantes para la general.

Este año se corre la edición número 105 de la Corsa Rosa, quizás mi único reparo es que se pecó por defecto a la hora de proponer recorridos de contrareloj, una vez más vivimos ese ciclismo “centennial” en el que la modalidad de la crono se ve relegada para un total de casi 27 kilómetros, un insulto para nosotros los nostálgicos.

En contraposición, el 2022 trae varios temas interesantes, uno de ellos es por supuesto la participación de varios colombianos, en total son 6: López, Tejada, Gaviria, Sosa, Camargo y Buitrago. De este grupo de colombianos sería muy bueno poder ver a Gaviria en su mejor versión de embalador recuperando confianza, se vale soñar. Por el lado de López, al ser una carrera con tan poca contrareloj, podría ser ventajoso a la hora de apostar por un podio y, por qué no, la Maglia Rosa.

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Otro de los atractivos que nos trae el Giro es la presencia del actual ganador de Flandes Mathieu Van Der Poel, debutará en el Corsa y tiene claro que quiere vestir de rosa la mayor cantidad de días que le sea posible y, a su vez, poder terminar las 21 etapas sin tener que retirarse o quedar fuera de tiempo. No lo tendrá fácil y es bueno recordar que el año pasado debutó en el Tour de Francia y solo corrió hasta la octava etapa para poder preparar los Juegos Olímpicos. Tendrá un gran reto y seguro debe estar pensado en lo mucho que tendrá que sufrir en las etapas 16 y 20, la gran montaña se le debe complicar un poco.

Eritrea es uno de esos países lleva años dando noticias con sus corredores, sin embargo, este año de la mano de Biniam Girmay, dieron un salto de calidad dentro del pelotón internacional después de su victoria en la Gante-Wevelgem. Es el primer africano en ganar una prueba del World Tour y, para más rareza, lo hace en una clásica prueba de adoquines. En total son 3 eritreos los que estarán corriendo en Italia: Girmay, Kudus y Natnael Tesfatsion. Por varios años entre el siglo XIX y XX, Eritrea fue una colonia italiana, tal parece que un rastro de la colonización podría ser que el ciclismo sea una enfermedad de Eritrea.

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