Columnistas

Más Pedros Pablos Álvarez

Don Peter, como le decían con cariño en las diferentes canchas del Valle de Aburrá, se fue de este mundo el 24 de mayo de 2019 y con él se apagó una de las últimas retinas clásicas y acertadas para descubrir jugadores de calidad y talante en los campos de fútbol de los barrios de Medellín.

Colindando los 89 años, se apagó la vida de don Pedro Pablo Álvarez y hasta su último aliento no dejó de vivir para el fútbol. Hasta que la salud le dio, madrugaba a las 4:30 de la mañana a la cancha de Belén las Playas, la de Altavista, la de Castilla o cualquier otra en donde pudiera encontrar un nuevo talento.

Su sapiencia no la cultivó en ninguna universidad o cursito de scouting (anglicismo chimbo para engrandecer egos) de esos de tres meses o de más tiempo. No, don Peter, desde que el río Medellín tenía el agua pura más allá de su nacimiento, ya estaba metido en el mundo del fútbol. Lo jugó, lo dirigió, lo amasó, fue su pareja y gran amor, y, de suma importancia, nunca, jamás, perdió la humildad y siempre fue empático ante las situaciones de carencias sociales, familiares y de pobreza de los jugadores que pasaron por sus manos.

De cancha en cancha, a sol y agua, untándose de la arenilla y el barro que forjaron el gran semillero del fútbol antioqueño de antaño, Pedro Pablo descubrió estos nombres, entre muchos otros: el arquero René Higuita; los defensores Chonto Herrera, Geovanis Cassiani, Andrés Escobar, Luis Carlos Perea y Gildardo Gómez; los volantes Chicho Pérez, Carepa Gaviria, Leonel Álvarez y Alexis García; y los delanteros Julián Vásquez, Juan Pablo Ángel y Víctor Aristizábal. Repito, entre otros, la lista es enorme.

Me cuenta don Juan Colorado, otro DT de buen ojo, de barrio y sabiduría, que había pelados que llegaban para que don Pedro Pablo los viera; decían ser centrodelanteros, él los veía jugar y comentaba: “Ome, Juan, ese pelao no es un 9, ese es un lateral”. Lo reubicaba y acertaba. Su retina era infalible.

Don Pedro Pablo veía el fútbol con la simpleza que da este deporte al que hoy lo sobreanalizan al son de términos raros. Él no tenía la necesidad de hablar de zona 14, tercio medio o ABP, nada, desde la humildad sabía que había cosas que iban por encima de las tácticas. Era un hombre de barrio que buscaba el talento, la viveza y la picardía del futbolista de la barriada.

Hoy, cuando algunos de los que contratan, deciden y dicen ver jugadores de fútbol en los grandes equipos paisas están armados de computadores, tablets, aplicaciones, análisis de video, exhaustiva verborrea, estadísticas, jeans megaslim fit y egos de yuppie, yo extraño con el alma tener al menos el 5 % de la capacidad de un hombre como don Pedro Pablo Álvarez a la hora de manejar unas divisiones inferiores.

¡Cuánta falta nos haces en el fútbol antioqueño con tu humildad, honestidad y sapiencia, don Peter!

Síguenos en Google News:Google News

Contenido Patrocinado

Lo Último