El presidente Gustavo Petro anunció esta semana su intención de convocar una consulta popular con el fin de que los ciudadanos aprueben con sus votos la reforma laboral y la reforma a la salud. Para conseguirlo, sin embargo, va a necesitar un gran caudal electoral.
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Según las leyes vigentes, las decisiones de una consulta popular son vinculantes. Es decir, a diferencia de un plebiscito, sus resultados quedan en firme si se consiguen los votos suficientes. Ese es el verdadero reto.
La norma contempla que para que el resultado quede en firme la consulta popular debe recoger al menos una cuarta parte de los sufragios de los ciudadanos habilitados para votar. En el caso de la consulta popular propuesta por el presidente Petro, se advierte que tendría que recoger más de 13 millones de votos.
¿Lo logrará? No es fácil saberlo, pero se pueden hacer algunas conjeturas sobre votaciones pasadas. Para empezar, es clave recordar que la última consulta popular nacional que se realizó se llevó a cabo en 2018 y fue conocida como la Consulta Anticorrupción.
Estas votaciones fueron impulsadas por varias figuras del partido Alianza Verde de ese momento, como Claudia López y Angélica Lozano. Se llevaron a cabo en agosto de 2018 y como resultado consiguieron 11,6 millones de votos. Para que las medidas que proponía quedaran en firme, necesitaba 12,1 millones. Es decir, le faltaron más de 500.000 votos.
El contexto de la nueva consulta es muy distinto. Si bien es probable que el Gobierno Nacional use todas sus capacidades para impulsarla, no tiene la certeza de que cuente con el músculo político para conseguir aprobarla.
De hecho, en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales del 2022 el presidente Petro obtuvo 11,2 millones de votos, con lo cual no le alcanzaría. Su contendor, el fallecido exalcalde de Bucaramanga Rodolfo Hernández obtuvo 10,5 millones de votos. Es decir, para conseguir que la consulta popular sea aprobada no solo tendría que conservar los apoyos que tuvo en 2022, sino que también tendría que convencer a casi dos millones de personas que votaron por Rodolfo Hernández.
También podría convencer a una parte del 42 por ciento de las personas habilitadas para votar que se abstuvieron de hacerlo en esa contienda del 2022. Pero convencer a los abstencionistas de votar ha sido históricamente un gran reto para la democracia colombiana.
Además, lograr que la consulta sea aprobada es especialmente difícil si se tiene en cuenta que las reformas que quiere aprobar con la consulta han sido especialmente polémicas. Más allá de toda controversia, lo cierto es que los ocho senadores que firmaron la ponencia negativa para hundir la reforma laboral el la Comisión Séptima del Senado también fueron elegidos por voto popular.
Es cierto que no necesariamente representan la voluntad de todos los colombianos, pero sí están ahí porque tienen un capital electoral que les permitió ocupar su curul en el Senado.
Vale decir, además, que paradójicamente la consulta popular también requiere el visto bueno del Senado antes de llegar a las urnas.