El Vaticano se encuentra sumido en un limbo, sin saber qué deparará el futuro cercano tras la prolongada hospitalización del papa Francisco. Desde su ingreso al hospital Gemelli de Roma el pasado 14 de febrero debido a una neumonía bilateral, el pontífice de 88 años no ha aparecido en público. La situación ha generado una atmósfera de incertidumbre en el Vaticano, afectando tanto a las actividades diarias de la Iglesia como a la administración de sus servicios.
Aunque las actividades en el Vaticano siguen su curso, el ambiente es claramente diferente. La ciudad-estado vive ahora en una especie de “zona gris”, donde los servicios relacionados directamente con el papa están paralizados. “Estamos en servicios mínimos”, explica Eliah Cinotti, portavoz de la Guardia Suiza. El caporal comenta cómo la disminución de actividades extraordinarias, como misas, audiencias y recepciones de embajadores, ha dado paso a un periodo de “latencia”, similar al que se experimentó al final de la pandemia.
Por su parte, en la Curia Vaticana, los dicasterios continúan con su trabajo diario. En este contexto, una fuente vaticana señala: “Hay una ralentización debido al hecho de que no sabemos qué nos deparará el mañana. Vivimos día a día, no nos tomamos vacaciones.”
El ambiente en la comunidad vaticana
El ambiente en el Vaticano es cada vez más tenso y pesado. La prolongada hospitalización del papa, que ya se ha convertido en la más larga de su papado, alimenta las especulaciones sobre su salud y sobre el futuro de la Iglesia.
A pesar de todo, el papa Francisco sigue dando señales de su liderazgo. A través de cartas y contactos con sus colaboradores, mantiene el control y la dirección de la Santa Sede. Sin embargo, su capacidad para participar en eventos importantes, como la misa de Miércoles de Ceniza o las festividades de Semana Santa, sigue siendo incierta. De hecho, el inicio de la Cuaresma fue celebrado por él desde su habitación en el hospital, sin su presencia en la tradicional misa en la basílica de Santa Sabina.
Preparativos para lo inesperado
El vaticanista italiano Marco Politi lo describe como una “situación extraña”, reconociendo que, a pesar de las conjeturas, nadie se atreve a hablar abiertamente sobre el futuro papal mientras Francisco esté vivo. La idea de un cónclave no está siendo discutida públicamente, aunque algunos ya se preparan para cualquier eventualidad. Un diplomático cercano al Vaticano admite que, en este momento, se están revisando las “fichas para el cónclave”, un recordatorio de la fragilidad de la situación actual.
En cuanto al estado de salud del papa, el último informe médico indica que “la noche transcurrió tranquila”, pero su pronóstico sigue siendo “reservado”. Para facilitar su respiración, Francisco continúa utilizando una mascarilla de oxígeno durante la noche y una cánula nasal de alto flujo durante el día. Aunque se mantiene estable, el médico encargado señala que la complejidad de su cuadro clínico requiere seguimiento continuo.
